Son millones las personas en todo el mundo que utilizan sus teléfonos para sacar fotos en su día a día. A raíz de ello, con el pasar de los años, la calidad de las cámaras de los smartphones han mejorado, pero principalmente en las que se ubican en la parte trasera. Por ese motivo, hay quienes usan dichos lentes para sacar selfies, ya que la cámara ubicada en la zona frontal todavía no se le compara en cuanto a detalles e iluminación. ¿A qué se debe la diferencia? Aquí te lo contamos.
A inicios de la llegada de los smartphones, la posibilidad de tomar fotos con el equipo era una característica adicional, por lo que su calidad no era destacable en lo absoluto. Las cámaras frontales comenzaron a tener protagonismo con los años, pero siempre presentaron notables desventajas a comparación de las ubicadas en la zona trasera.
Hasta hace poco, la mayoría de usuarios se limitaba a interesarse en conocer las propiedades de la cámara principal: megapíxeles, capacidades de videos, lentes y sensor, pero con el boom de las redes sociales y los selfies, todos empezaron a demandar mejores cámaras frontales, a fin de que fuera similar a la principal.
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Para muchas personas sería ideal que se incremente la calidad de la cámara frontal, pero en la práctica esto es muy complicado, tanto así que casi no ha evolucionado en la última década. Prácticamente, la mayoría de smartphones de hace 10 años tenía cámaras frontales con resoluciones sobre los 2 megapíxeles y, los de la actualidad, no bajan de los 5 MP (con excepciones de hasta 40 MP).
Los propios usuarios han forzado a los fabricantes a fijarse en la calidad de las cámaras delanteras. Así, de la mano de la moda de los selfies, ahora es posible disfrutar de algunas mejoras en dichos elementos no solo a nivel de resolución, sino también en los materiales y añadidos.
Pese a ello, sigue existiendo una diferencia abrumadora con las cámaras principales, pero esto tiene que ver con uso que se le darán: la trasera destaca para las fotografías y videos de alto rendimiento y la delantera se dedica a selfies o las videollamadas.
Por el momento, creer que la cámara frontal debe tener las mismas funciones y calidad que la principal es una gran equivocación. Si se pretende que el lente delantero grabe videos de resolución profesional o que tome fotografías con múltiples configuraciones de luz, se tendría que duplicar las capacidades del teléfono. De ese modo, se consumirán más recursos y sus componentes serán otros, por lo que aumentará de precio a cifras muy elevadas.
Es evidente que ambas cámaras se han compuesto de distinta forma: la trasera incluye la máxima resolución posible, mejores cristales y un sensor más grande. Por su parte, la otra se limitará, por sus propias dimensiones, a ofrecer mejores métodos de disparo, enfoque y modos para selfies.