La segunda era dorada del PC gaming coincidió plenamente con un auge en el interés de millones de personas por obtener (o mejorar) una computadora en casa, principalmente por el factor pandemia, que generó que muchas de las actividades laborales se trasladen de la oficina u escuela al hogar.
Aun así, la emergencia sanitaria del coronavirus también generó efectos negativos en cuanto a fabricación y distribución. La escasez de semiconductores, la falta de stock de piezas clave para la manufactura de tarjetas de video, pantallas y demás, y el alza de precio en muchos de esto, son algunos ejemplos.
A pesar de ese panorama, ninguno de esos hechos ha logrado evitar que la PC, como plataforma, siga vendiéndose como pan caliente. Así lo revela un informe de la compañía de análisis de mercado IDC (International Data Corporation), donde revelaron que, cada 24 horas, se venden cerca de un millón de computadoras, una cifra altísima en cualquier contexto.
Esos resultados proyectan una tasa de crecimiento del 18,1% en este sector. Lo más crucial es que los precios se podrían normalizar en algún tiempo y el crecimiento seguiría como consecuencia natural, pese a que la demanda también podría disminuir.
IDC pronostica que la tasa de crecimiento anual se mantendrá en un 3% a lo largo de los próximos cinco años, pues los sistemas de teletrabajo seguirían adoptándose o manteniéndose por muchas empresas.
Otro factor importante que señalaron fue la reducción de volumen que han experimentado las laptops o notebooks. Muchos modelos recientes han optado por el diseño ultraligero y delgado, a la vez que ofrecían gran performance. Esto se tradujo en un aumento del precio en las portátiles que ha animado a muchas personas a considerar armar una PC.
Por supuesto, una parte importante del crecimiento también se debe al público gamer que también guarda preferencias por setups y builds personalizados o hechos a medida. Sin embargo, la popularidad de las máquinas “preensambladas” ha gozado un crecimiento debido a la escasez, subida de precio y falta de stock de muchos componentes. De esto último, el ejemplo más conocido es el de las tarjetas gráficas de Nvidia y AMD.