Ejecutor del cavaquinho. Hoy presenta el Clube do Choro. Compositor de 500 canciones. TODA UNA VIDA. Hoy y el 8 de marzo se presenta en el CC de la U. Católica con el Clube do Choro. • Ejecutor del cavaquinho. • Hoy presenta el Clube do Choro. • Compositor de 500 canciones. Por: Milagros Salazar. Foto: Yanina Patricio. –¿Qué lo sedujo de la música brasileña? –Desde muy chico mi vida estuvo marcada por la música brasileña. Mi primer acercamiento fue en los años 40 a través de las películas de la cantante Carmen Miranda. Solía ir a verla al cine 2 de Mayo de Chiclayo, donde nací, para escucharla cantar samba. –¿Cuándo se animó a dejar la butaca y subirse al escenario? –Cuando vine a Lima a estudiar ingeniería química en San Marcos conocí gente muy ligada a la música. Ahí conocí a Mario Cavagnaro, que estudiaba lo mismo que yo, y otros músicos con los que decidimos hacer una banda que tocaba todo tipo de ritmos. –La banda de los ingenieros... –Nos iba tan bien que incluso cobrábamos a los que asistían a nuestros ensayos. Se armaban grandes fiestas. Lo de la música brasileña llegó al poco tiempo cuando me invitaron a formar parte del grupo Reis do Samba. Ahí empezó todo. –Así nació su amor por el cavaquinho. –Claro, cuando asistí al primer ensayo de los Reis do Samba. Recuerdo que el director del grupo me entregó un instrumento de cuatro cuerdas parecido a la mandolina que yo tocaba desde niño: era el cavaquinho. Al instante me incorporaron al grupo. A fines de los 50 e inicios de los 60 vivimos el apogeo de la música brasileña en el país, aunque luego fue opacada por la música cubana y otros ritmos de moda. –Usted no lee ni escribe música, sin embargo compuso quinientas canciones y es un virtuoso del cavaquinho. –Siempre he tocado de oído. Componer es un disfrute para mí. Lo hago casi diariamente, quizás por la experiencia de vida o porque uno tiene la sensibilidad de retratar las historias de otros. A veces las canciones me vienen en los sueños, una vez soñé la letra y música de una canción y al instante me desperté para sacar la melodía en el cavaquinho. Tengo canciones en tiempo de choro, samba, bossa, vals, zamacueca. –Curiosamente sus canciones hablan siempre del amor, pero usted no tiene una mujer a su lado ni tampoco hijos. –Para mí la vida consiste en preservar mi libertad absoluta y el matrimonio ata. Cuando no encuentras a alguien que sea partícipe de lo que verdaderamente disfrutas, vienen las discordias que terminan por corroer el amor. –¿Tanto lo hemos decepcionado las mujeres? –Bueno... he tenido varias mujeres en mi vida. A una de ellas la conocí en Brasil gracias a que la embajada de ese país nos premió con un viaje a Río de Janeiro. De los seis que integrábamos el grupo, solo viajé yo. Me quedé un año y luego regresé a Lima porque la gente del grupo quería iniciar una gira para volver a tentar suerte, pero fracasamos. Y ella tampoco pudo venir conmigo. –¿Y ahora se siente solo? –No, siempre encuentro en la música mucha compañía. Estoy rodeado de amigos que comparten conmigo esta forma de vivir, como los músicos del Clube do Choro. La música es la mejor mujer que tengo: fiel y solidaria.
