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Sociedad

Marco Martos sobre San Marcos y tomas universitarias: "Hace 50 años no concurrían a clases, ahora luchan para tener más"

El destacado escritor y catedrático sanmarquino Marco Martos analizó la situación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos tras la censura de los comicios electorales. Asimismo, reflexiona sobre la participación activa de los jóvenes universitarios en marchas sociales y políticas.

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“Es un orgullo ser siempre de San Marcos", sostuvo Marco Martos. Foto: composición LR/Jorge Cerdán/LR/Víctor Mallqui

El reconocido escritor y catedrático Marco Martos, quien también es exdecano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, conversó con La República sobre la toma de universidades nacionales por estudiantes en distintas partes del país, como en Lima, Cajamarca, Jaén, y en Puno, en algunos casos para exigir unas transparentes elecciones electorales de la Asamblea Universitaria y en otros casos para exigir una mejora de la calidad educativa.

Nos contó sobre la prórroga del mandato de los decanos en San Marcos, la toma histórica, la participación de los jóvenes universitarios en marchas sociales y políticas. También abordó problemas como el paro de transportistas y el conflicto hídrico en Piura, en los que enfatiza la necesidad de un cambio en la gestión pública para abordar estas crisis.

—Cuéntenos, ¿cómo fue el contexto en que se dio la censura de los comicios electorales y cuál es el clima actual que se respira en la comunidad universitaria de San Marcos?

Primero, el comité electoral, del pasado comicio no realizado, invadió derechos estudiantiles, por ejemplo, arrogándose la capacidad de elegir a los gremios estudiantiles, eso, por decirlo piadosamente, es un gravísimo error y una intromisión en cosas netamente estudiantiles. El segundo motivo fue que se inscribió una lista para las elecciones de la Asamblea Universitaria, esa lista era la oficial.

Ya tenemos dos cosas graves que motivó la protesta estudiantil, agravada por la intervención en la noche de elementos extraños en la universidad, que supuestamente se está investigando. Muchos de los que íbamos a participar en las elecciones nos convencimos de que no era posible participar. En la mañana, simplemente, impidieron las elecciones, o sea, hubo una coincidencia de un movimiento de masas estudiantiles, los que se levantaron primero, no los segundos, los primeros y terceros, para suspender las elecciones.

Entonces, se ha convocado por la rectora a la Asamblea Universitaria, pero ahí ha pasado dos cosas: primero, evidentemente, un acuerdo político. Muchos lo vemos como nefasto, ha habido un acuerdo entre supuestos opositores y han acordado prorrogar el mandato de los decanos, que termina este 15 de noviembre. Al prorrogar, ellos mismos lo prorrogan y eso no es así. Lo que tendría que haber ocurrido el (viernes) 15 es cesar a todos los decanos, la rectora y vicerrectores, podían encargar a otras personas, y eso no ha sido así. Así que el malestar continúa, pero, seguramente, con la llegada de la Navidad, esto pasará un poco desapercibido, y se exacerbará en el mes de marzo (del 2025), lamentablemente.

Este es un fenómeno que se da muy en cuando en los países europeos y en el norte de América, pero sobre todo del sur. Una anécdota fue una vez, en la Universidad Harvard, ocurrió una toma de local, y la gente no sabía qué hacer, simplemente, nunca había ocurrido, entonces alguien dijo: "Llamen a un peruano, porque ellos saben cómo se hacen estas cosas".

Cabe decir que, de afuera, la realidad de las cosas se ve aumentada. Pese a lo que está pasando, San Marcos no ha parado. Eso se debe al entusiasmo de los profesores y de estudiantes. Ahora, si esto está ocurriendo en otros lugares, eso tiene unas cuestiones específicas que hay que conocer en cada caso. Lo interesante es que hace 50 años, los estudiantes, cuando reclamaban algo, hacían un paro, no concurrían a clases. Eso ya no ocurre, los estudiantes luchan para tener más clases, mejores aulas y mejores profesores.

—Sabemos que no es la primera vez en la historia que se registran hechos similares en San Marcos, de tomas de protesta. En su época estudiantil, ¿recuerda alguna toma histórica?

Yo llegué a San Marcos de la Universidad Católica, tenía una mente más pegada al orden, que la fui cambiando, y todo desorden me impregnaba positivamente. Casi siempre, cuando un reclamo no es estrictamente político, dirigido contra una persona, es atendible.

Recuerdo que la toma más importante, que he tenido noticia, fue cuando ya había salido de la universidad. Ocurrió en 1968-1969, hubo un gran movimiento contra Luis Alberto Sánchez Sánchez. La situación llegó a tal punto que Sánchez tuvo que renunciar en ese momento, también las circunstancias favorecían a ese movimiento porque él no era partidario del Gobierno militar de Velasco Alvarado.

Pasado los años, pude ver una escena que me conmovió mucho. Wilson Reátegui, un hombre de izquierda, llamó a Luis Alberto Sánchez, y le otorgó el título de rector emérito de San Marcos, que se creó en ese momento, y Sánchez lloró en la ceremonia. Lo que nadie puede quitarnos a los sanmarquinos es ese orgullo de ser de la institución y de no dejar de serlo nunca.

En este momento, yo creo que las fuerzas sanas de San Marcos están dispuestas a luchar continuamente sobre todo en los contextos políticos que se avecinan, no hablo de este momento, sino que el Perú necesita dar un salto adelante y no olvidar el pasado, que es parte de nuestra historia pero solamente para usarlo para el porvenir.

—En otras provincias, también jóvenes universitarios salieron a defender sus derechos. Incluso, hemos visto, en el caso de Trujillo, jóvenes universitarios se unieron al paro de transportistas. En ese sentido, ¿podemos decir ya llegó el momento en que los jóvenes o universitarios están adoptando una actitud política?

Yo creo que sí ha llegado ese momento, pero también hay como oleadas. El efecto del Gobierno de Fujimori fue muy grande, en el sentido de disminuir la importancia de los jóvenes y de volvernos un poco individualistas. Pero hubo momentos en que la gente que sale a manifestar en las calles, sigue siendo una mayoría estudiantil, porque los mayores suelen ir menos por sus dificultades de desplazamiento, pero jóvenes y adultos jóvenes han salido. Recordemos que influyeron mucho en la salida de un presidente, Merino, porque habían muerto estudiantes, precisamente. Entonces, lo que menos se tolera son los asesinatos, sobre todo cuando nadie asume esa responsabilidad de las matanzas, entonces, por ahí hay que tener mucho cuidado.

Yo pienso que la movilización de la gente, le cuesta mucho trabajo, uno tiene que dejar de hacer sus cosas para ir a reclamar, lo terrible es el que hay que subsistir en el Perú de ahora y, de otro lado, la necesidad que esto cambia. Habría que estar ciegos para no decir que el Perú tiene que cambiar.

—Entonces, podemos decir que la presencia o la participación de los jóvenes universitarios es relevante una marcha social y política.

Yo creo que sí, pero en el estamento estudiantil, la universidad no puede convertirse en el conductor de estos movimientos, se trata de la sociedad más organizada. Entonces, es este momento que estamos viviendo ahora, ¿quién no va a estar de acuerdo con la incorporación del Perú a los mercados mundiales, quién no va a estar de acuerdo con este megapuerto (de Chancay) que se está haciendo? Yo creo que todos debemos de estar de acuerdo. Pero, ¿por qué luchan los transportistas? No están luchando por más dinero, por aumento de sueldo o de los pasajes. Están luchando por sus vidas. Yo creo que se trata de algo de que el Gobierno debería sumarse al sentido de estos reclamos, actuar como debe hacerlo y sin hacer ninguna excepción, no porque haya un encuentro del APEC debe disminuir la responsabilidad del cuidado de la vida de todos los ciudadanos.

—¿Cree que el centralismo político es un problema que impide una coalición nacional?

Creo que el centralismo político es un mal que arrastramos 200 años. Sin embargo, ocurre que la sociedad civil en todo el país, no siempre está preparada para gobernar. Entonces, hay una contradicción si se dio mucho a los Gobiernos regionales y después no sabían qué hacer con el dinero. Un caso patético es lo que ha pasado en Piura y la tragedia que están pasando es el mal manejo de las aguas. Tiene agua, pero no han hecho una buena distribución en la reserva de Cohechos y, como no hay lluvias, están en peligro la agricultura y el agua corriente para la gente, cosa que nunca ha ocurrido.

Son cosas que no hay que dejar para mañana, hay que empezar hoy. Sin ciencia, sin tecnología, pero también sin humanidades, no vamos a ningún lado. Ahora, tenemos una ocasión para recordar qué somos y qué seremos, y es el segundo centenario de la batalla de Ayacucho, en diciembre, y espero que esa fecha que marca un cambio para la historia del Perú nos sirva para iniciar una segunda república, metafóricamente, en la que los peruanos tengamos un sitio.

César Vallejo y la esperanza, el mensaje de Marco Martos para los jóvenes del Perú

En la mayor parte de los casos, el reclamo se justifica, pero aparte de tener un efecto físico, como tomas de locales y manifestaciones, tiene que pasar a centrarse en una mesa de conversaciones, con las autoridades. Yo creo que deberíamos aprovechar como país, estas huelgas, estos reclamos, qué están reclamando y qué se les puede satisfacer, es así de sencillo. Pero hay que querer hacerlo y no tener excusas, no hay que escudarse en la Navidad para mandar este problema para el próximo año. El problema son todos los días y todos los días hay que trabajar.

Tenemos que mejorar mucho, pero si no hay esperanza no hay nada, siempre se asocia a (César) Vallejo como el poeta del dolor, pero también es el poeta de la esperanza. A los jóvenes, les digo que tengan esperanza, luchen por su formación, que no se desvíen por sus objetivos y que sean ciudadanos del Perú con mucho orgullo.