Cargando...
Sociedad

Sunat y PNP interceptan 40.000 toneladas de insumos químicos para producir cocaína pura

El boom de la coca. La cantidad corresponde al periodo de enero a julio de este año y supera largamente a las 37.000 t intervenidas en 2022, lo que implica que el narcotráfico ha recuperado su capacidad de elaboración de drogas en cantidades industriales.

larepublica.pe
Presencia. Las acciones de control de la Sunat y la PNP son en todo el territorio nacional. Foto: difusión

El narcotráfico en el Perú experimenta una euforia de producción luego de superar un periodo de estancamiento debido a la emergencia sanitaria por el coronavirus. Entre enero y julio de este año, agentes de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat) y de la Policía Nacional retiraron de circulación 13.903 toneladas (t) de insumos químicos y bienes fiscalizados (IQBF), bajo la sospecha de que se destinaban a elaboración de pasta básica o clorhidrato de cocaína. Con dicha cantidad de productos se evitó la elaboración de aproximadamente 46 t de droga.

Las 40.284 t de IQBF intervenidas superan a las 37.287 t retiradas en 2022. Esto permite proyectar que, al finalizar 2023, la cantidad de IQBF superará largamente al total del año 2022.

Es una buena noticia que la Sunat y la PNP hayan aumentado considerablemente su capacidad de interferir cargamentos de insumos químicos, pero lo que las cifras también demuestran es que las organizaciones del narcotráfico han incrementado de manera explosiva la producción de cocaína, por eso el flujo de IQBF también se ha elevado a niveles espectaculares, informaron las fuentes consultadas por La República.

Sustitución. Los narcos han comenzado a introducir sal. Foto: difusión

Así es. En 2019 se retiraron 13.903 t de IQBF, lo que representaba una producción potencial de 16 t de drogas; en 2019 fueron 20.126 t, lo cual impidió la elaboración de 19 t de pasta y cocaína.

Pero en 2021 se intervinieron 34.118 t y se evitó la producción de 22 t de drogas, y en 2022 se duplicó a 37.287 t, con lo que se impidió la producción de 44 t de cocaína. Las fuentes indicaron que para este año también se registrará un salto en la cantidad de IQBF retirados.

Las cifras de las acciones conjuntas de la Sunat y la PNP sobre insumos químicos y bienes fiscalizados confirman las tendencias sobre la evolución creciente del narcotráfico en el Perú, que ha publicado la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) el 26 de junio de este año.

Para 2018, se registraron 54.134 hectáreas (ha) de cultivos de hoja de coca destinadas al narcotráfico, extensión que aumentó a 54.134 ha en 2022. Estas cifras explican la creciente demanda de insumos químicos por parte de los narcotraficantes, y la cada vez más considerable cantidad de IQBF retirados por los agentes de la Sunat y de la PNP en todo el territorio nacional.

Debe llamar la atención de las autoridades que al menos desde 2019 la dimensión de las toneladas de IQBF intervenidas por Sunat y la PNP no ha dejado de aumentar año tras año. En 2019 se retiró una cantidad que, de haber seguido su rumbo, podría haber facilitado la producción de 16 t de droga. Y de enero a julio de este año se intervino una cantidad suficiente para fabricar 46 t de cocaína en los laboratorios clandestinos del narcotráfico.

De acuerdo con las fuentes consultadas por La República, Sunat mantiene bajo control alrededor de 13,6 millones de toneladas de IQBF, incluyendo los que se producen en el país y los que se importan.

Conforme a los cálculos de las autoridades, de 4,7 millones de toneladas de IQBF bajo control, podría desviarse un 0,9%, con lo que se podría producir 43 t de cocaína.

La pandemia del coronavirus contrajo la producción de cocaína, pero ahora se puede afirmar sin la menor duda que ha superado la crisis. Es un círculo virtuoso del narcotráfico: a más extensiones de cultivos, sube la disponibilidad de la hoja de coca para la elaboración de cocaína, lo que implica una mayor demanda de insumos químicos.

Efectivamente, en 2018 se identificaron 54.134 ha de cultivos de hoja de coca, lo que representaba una producción potencial de 493 t de cocaína. Mientras que en 2022, como se ha mencionado, se reportaron 95.008 ha de cocales, lo que implica una producción potencial de 801 t.

Estas cifras significan que en solo cuatro años (2018-2022) la empresa ilegal del narcotráfico prácticamente ha duplicado su capacidad de producción. Por eso necesita cada vez más insumos químicos.

Las fuentes consultadas por La República destacaron que el narcotráfico demuestra una gran capacidad de reacción para evitar los controles y para reemplazar algunos de los insumos, con el fin de que los laboratorios no dejen de trabajar. En cambio, la capacidad del Estado para fortalecer y ampliar los filtros que impidan el flujo de los IQBF hacia las organizaciones de narcotraficantes no es tan rápida como exigen las circunstancias.

En 2022, la Sunat y la PNP retiraron 37.287 t de insumos químicos, con lo que los efectivos impidieron la producción potencial de 44 t de cocaína. Sin embargo, esa cantidad representa el 5,49% de la producción estimada de droga en ese año de 2022.

Este año muy probablemente se intervendrá una mayor cantidad de IQBF, pero quizás no represente más del 10% de la producción estimada de cocaína, que es de 801 t.

Esto implica reforzar las acciones de la Intendencia Nacional de Insumos Químicos y Bienes Fiscalizados, adscrita a la Sunat, y de la Dirección Antidrogas de la PNP (Dirandro).

Desde que se iniciaron las acciones conjuntas de control y fiscalización la Sunat y la PNP, se redujo la importación de los insumos que se encontraban en una lista de fiscalización, pero aumentó la importación de sustitutos de estos porque el narcotráfico nunca duerme.

De los 13,6 millones de toneladas de insumos químicos que controla la Sunat, el 40% se destina a la minería, el 17% en la industria química y el 17% en la construcción, entre otros.

Para mejorar la eficacia de la acción de los agentes, la Intendencia Nacional de Insumos Químicos y Bienes Fiscalizados (INIQBF) ha desarrollado un modelo de control mediante la trazabilidad en línea de las actividades de los usuarios en relación con las sustancias o bienes sujetos a control y fiscalización.

De esta manera, desde una central de monitoreo en tiempo real se hace un registro de los usuarios, la generación de comprobantes electrónicos, el registro de operaciones mediante la declaración de los usuarios, el control del transporte de los insumos y la fiscalización en el campo. Mediante este sistema ha mejorado la capacidad de intervención de los insumos químicos que se dirigían a los laboratorios del narcotráfico: 13.903 t en 2019, y entre enero y julio de este año 40.284 t. La eficiencia virtualmente se ha triplicado.

El modelo de trazabilidad de la INIQBF asegura el seguimiento de insumos desde el momento su importación o producción en el país, así como su comercialización, transporte, almacenamiento, consumo o uso o exportación.

Las fuentes indicaron a este diario que en todas estas etapas se identifican las probables rutas de desvío o sustitución de los insumos químicos para evitar que crezca la producción de cocaína. Los agentes se mantienen atentos al mínimo movimiento porque el narcotráfico nunca duerme.

Narcos recurren a la sal como insumo

Los narcos han aprendido a reemplazar los insumos conocidos por productos caseros, como la sal.

El precio de la hoja de coca no ha variado mucho, pero la pandemia y la política del Gobierno de Pedro Castillo alentaron el aumento de los cultivos de hoja de coca.

Ante el fuerte control de los insumos, los narcos han comenzado a procesar la droga en laboratorios de Bolivia, donde hay menos control. Luego sale hacia Europa, que es el mayor consumidor.

Datos

Nueva modalidad. Los insumos químicos sustitutos no controlados por la Sunat ingresan cada vez más a las zonas cocaleras.

Pendiente. En el Congreso hay un proyecto de ley para que la Sunat y la PNP fiscalicen el cemento, ácidos y otras cetonas no controladas.

Cifras de las operaciones contra los IQ para los narcos