Cargando...
Sociedad

Obdulia Ramos y las mujeres de Ticaco: una comunidad en Tacna regida por el liderazgo femenino

El machismo está presente en todo el Perú, sobre todo, en la sierra. La comunidad campesina de Ticaco, en Tacna, es peculiar porque las mujeres asumen un rol fundamental en la economía local y son el corazón del pueblo."Debemos llevar adelante nuestro honor", dice una de las ciudadanas.

larepublica.pe
Día Internacional de la Mujer: comuneras de Ticaco son ejemplo de lucha y trabajo. Foto: composición LR/Liz Ferrer/URPI-LR

El machismo es un comportamiento muy arraigado en los cimientos del Perú. En la zona sur es más evidente, casi como ver la luz del sol o sentir la brisa del viento. Sin embargo, existe una comunidad campesina que rompe estos esquemas. Se trata de Ticaco, ubicada en la provincia de Tarata, a poco más de 3.000 metros sobre el nivel del mar y a casi dos horas de la ciudad de Tacna en viaje en auto. Es una población que vive de la agricultura y el agua, fundamentales para su única actividad económica.

"En esto no hay secretos. Aquí en Ticaco. Ellas son las que mandan", es una frase que escuchó el periodista Miguel Coaquira cuando estuvo en la comunidad tacneña en el año 2020. La misma cita la tiene grabada el profesor Rodolfo Ticona Cohaila, porque la aprendió desde joven. Aunque él defiende la igualdad de tareas entre hombres y mujeres en su comunidad, reconoce que ellas tienen una voz importante en un tema fundamental: el agua. Don Rodolfo explica que cada mañana la población se reúne para decidir su distribución y uso para el riego de parcelas. De ese grupo, el 90% son mujeres.

Las comuneras Leonilda Laquita Basilio, de 75 años, y Teodora Grimalda Cutipa de Nieto, de 85 años, cuentan a La República que su participación en la distribución surgió de forma espontánea. "Los hombres se iban muy temprano a empezar la faena de campo. Entonces, nosotras nos quedábamos para ver el tema de la distribución. Además, teníamos más paciencia para ese tipo decisiones. Fueron esos los motivos y, con el tiempo, se volvió una tradición", dice Laquita.

Mujeres de Ticaco son las encargadas de la distribución del agua. Foto: Liz Ferrer/URPI-LR

Una creencia importante en este pueblo es que sus terrenos no cosecharían maíz, papa, habas ni diversas frutas sin la ayuda del apu Comaylle. Por ello, realizan un ritual cada 30 de julio denominado Fiesta del Comaylle o Fiesta del agua, en la que las voces de las mujeres son escuchadas y tienen un impacto hasta en la naturaleza.

En esta festividad, las féminas lideran la "relimpia" de la acequia principal, que nace de las faldas del cerro. Dicha tarea consiste en el sacrificio de animales como pago a la tierra y al apu. Se acompaña con la danza y cánticos de las mujeres en aimara.

Teodora Cutipa relata que ha perdido la cuenta de las veces que participó vestida con el traje típico de la comunidad, que se compone de una blusa blanca, una pollera roja y verde, un aguayo atado a la espalda y prendido con un topo (este último es una cuchara de plata que cada mujer recibe de sus madres y que es un símbolo de belleza y tradición).

Cutipa recuerda a Doña Obdulia Ramos, pero ¿quién era esta mujer?

Obdulia Ramos, líder por siempre de Ticaco

La comunidad de Ticaco latía por el corazón de Obdulia Ramos, una mujer de estatura mediana, con cabellos pintados de blanco y con una voz melodiosa. Ella era la líder de todos, la matriarca. Dirigir la ceremonia del pago al agua era una de sus principales funciones junto a su esposo, Don Marino Mayta.

En 2020, Obdulia Ramos presidió fiesta del agua en Ticaco. Foto: Miguel Coaquira

Sin embargo, ambos ya partieron de este mundo. Primero, se fue Mayta y, luego, Ramos, a causa de la pandemia por la COVID-19.

Tanto fue el cariño hacia estos personajes que la municipalidad colocó dos estatuas de ellos en el ingreso del mercado de Ticaco, con una pintura de fondo que retrata al Comaylle.

Obdulia Ramos tiene una estatua junto a su esposo en Ticaco. Foto: Liz Ferrer/URPI-LR

Ticaco y sus principales obstáculos

Las mujeres de Ticaco coinciden en que la escasez de agua es su principal obstáculo para el desarrollo. "Tenemos terrenos, pero el agua no es suficiente. Nos cobran por topo 21 soles. Es una indiferencia para nuestra comunidad. Aquí no hay cosecha grande, sino por acá o por allá. Antes, se sembraba por dónde queríamos, (pero) ahora ya no es así por el agua", contó Leonilda a La República.

Por ello, pidió mayor apoyo a las autoridades para la construcción de reservas e idear proyectos que ayuden a almacenar y distribuir el recurso hídrico a sus terrenos.

Otro inconveniente es el estado de sus hospitales y la atención de ciertas enfermedades. Afortunadamente, la educación muestra un avance. Grimalda recuerda que hace años las mujeres solo estudiaban hasta quinto año de primaria, mientras que los hombres sí culminaban sus lecciones. "Ahora todos estudian. La herencia (tradiciones) también se estudia", agregó.

De Olga, Virginia, Leonilda, Grimalda, Teodora y Obdulia para las mujeres del Perú

Las ticaqueñas son un gran ejemplo de fortaleza y liderazgo. Los años pasaron por ellas y dejaron lecciones para todas las generaciones de Tacna y del Perú.

"Tenía seis hijos, uno murió. Todos son profesionales. He trabajado para darles lo mejor. Deseo que la mujer siempre trabaje, que ayude a su esposo e hijos a trabajar, no es bueno descuidarse del trabajo. Hay que hacerlo con honradez. El trabajo da independencia a la mujer. Aquí (en la sierra) y en la ciudad. Todas debemos ser así, no dejarnos atrás, sino llevar adelante nuestro honor", aconsejó Teodora en el Día Internacional de la Mujer.