Unas 30 viviendas ubicadas en el asentamiento humano Nueva Esperanza, cerca al río Chillón, se encuentran en riesgo tras el aumento de caudal de esta fuente de agua. Hasta el momento, dos casas y una olla común, que beneficiaba a más de 100 personas, ya se han visto perjudicadas, por lo que los pobladores exigen la atención de las autoridades para resguardar su bienestar.
“No tenemos familias, no tenemos a dónde ir. Estamos dejando de trabajar para quedarnos aquí y cuidar que nuestros niños no se acerquen mucho al río. Hasta el momento, solo hemos recibido el apoyo de vecinos y no de las autoridades”, manifestó una pobladora.