El miércoles 15 de agosto del 2007, a las 6.41 p. m., ocurrió el terremoto en Pisco, uno de los peores desastres registrados en el Perú. El sismo tuvo una magnitud de 7.9 y produjo la muerte de 600 personas, lesiones en 1.300 habitantes, 450.000 damnificados y 48.000 viviendas destruidas. Sin embargo, en medio de la tragedia, existieron algunos milagros como por ejemplo, el rescate con vida de un sacerdote que quedó sepultado bajo escombros. ¿De quién se trata y cómo lograron encontrarlo?
La tarde del miércoles 15 de agosto del 2007 todo transcurría con normalidad en la ciudad de Pisco. En la iglesia San Clemente se realizaba una misa de difuntos celebrada por el sacerdote José Emilio Torres Mota con presencia de más de 150 feligreses, coro eclesial, monjas, entre otros.
“Vino aquel ruido y supe que era un terremoto. Me dio tiempo de pedirles a los fieles que mantuvieran la calma. Luego ya no vi más porque se fue la luz”, narró Torres Mota en ese entonces a La República.
Contó que, al igual que otros asistentes, se agachó y escondió esperando a que el movimiento telúrico acabe.
“Me acerqué a la pared, que era de cemento, y coloqué debajo de la cúpula, que era lo más fuerte del edificio. Me aferré a una columna y luego no pude ver nada más”, agregó.
La iglesia, construida en el siglo XVIII, quedó destruida. Era casi imposible que alguna persona siguiera con vida. Cuando los bomberos y autoridades realizaban las labores de remoción de escombros vieron un brazo que se movía.
Terremoto en Pisco: sacerdote que sobrevivió al sismo resultó con lesiones y heridas. Foto: BBC/ Ana Cecilia Gonzáles Vigil
Tuvieron que sacar unas dos toneladas de desechos para rescatar al cura, quien resultó con algunas lesiones y heridas. ¡Fue un milagro!, decía la población de Pisco. No obstante, no todos los asistentes corrieron con la misma suerte.