Con información de Deysi Portuguéz / URPI - LR
Esta mañana, durante el operativo de desalojo a invasores en la zona de Lomo de Corvina, un taxi quedó prácticamente inservible tras prenderse en llamas, presuntamente, a causa de una de las bombas lacrimógenas arrojadas por agentes de la Policía Nacional del Perú.
El vehículo pertenecía a Ismael Reynoso Ramos, quien se ganaba la vida utilizando este automóvil como herramienta de trabajo. El taxi se encontraba estacionado durante los incidentes, ya que el chofer no podía usarlo debido a que se recupera de la COVID-19.
“Según me han comentado, fue una bomba lacrimógena que cayó dentro. Yo no estaba en el incendio, yo estaba encerrado en mi casa. Es la única fuente de trabajo que tengo. Yo tengo una hija, tengo que mantener a mi hija. ¿Quién me va a dar a mí (el dinero para reparar el auto) ahorita? No tengo otro lado donde trabajar”, expresó.
El taxista había contraído el coronavirus y tuvo que salir a la calle a ver su auto pese a su estado de salud. El vehículo llevaba veinte días estacionado en el lugar en el que se terminó incendiando. “Todavía no salgo del proceso (de aislamiento por la COVID-19) y hoy día, lamentablemente, ya he agarrado agua y no sé si me voy a complicar (de salud). ¿Quién me va a apoyar?”, señaló.
El vehículo funcionaba con gas combustible que, por suerte, no llegó a tener contacto con las llamas, pues hubiera devenido en una explosión peligrosa para todos los vecinos del lugar. El taxista y otros vecinos trajeron agua con la mayor celeridad posible para apagar el fuego y evitar lo que habría sido una tragedia aún mayor.