Oriundo del puerto colombiano de Buenaventura, Fernando Montaño, siente que su vida ha sido precisamente una buena ventura. Hoy consagrado como solista del Ballet Real de Londres, que es una de las compañías de danza clásica más importantes del mundo, Fernando destaca por ser el primer colombiano en haber llegado hasta la élite del ballet. Ser solista del Royal Ballet de Londres significa que tiene la posibilidad de hacer los papeles principales, pues ha destacado del resto. Fernando fue uno de los invitados al Hay Festival Arequipa 2020. Durante su presentación Montaño interpretó una coreografía que se combina con lecturas de fragmentos de su libro autobiográfico denominado Una buena ventura.
En el texto, el solista del Royal Ballet de Londres relata sus orígenes humildes y su sueño de niño que se forjó luego de darse cuenta que la danza clásica era a lo que se quería dedicar. Su familia hizo sacrificios para que él pueda perseguir esa meta. A los 14 años dejó su ciudad natal para irse solo a Cuba, donde ganó una beca en la Escuela Nacional de Ballet. De Cuba pasó a Italia, donde tuvo que vivir en un convento, los hombres no eran admitidos, pero él se las arregló gracias a la ayuda de una amiga. Cuando los descubrieron, una profesora de la escuela de ballet le permitió vivir con ella.
Tras su travesía en Italia, viajó a Inglaterra, donde ahora reside y donde está consolidando su exitosa carrera. A ambos países europeos llegó sin saber nada del idioma, pero como todo en su vida, superó esos obstáculos y aprendió esas nuevas lenguas.
Ahora, Fernando ve el fruto de sus esfuerzos. En 2019, recibió un honoris causa de la Universidad de Bath en Inglaterra. En su discurso, el colombiano dio un inspirador mensaje en el que instó a no quedarse en la zona de confort, sino animarse a seguir explorando cosas nuevas en busca de sus metas. “Cuando nos relajamos y nos quedamos en un nivel medio de las cosas que podemos lograr, nos quedamos con el que tal si yo hubiera hecho esto. Considero que es muy importante arriesgarnos y tomar esos caminos”, señaló.
Él tuvo que vencer muchas barreras. No dudó en señalar que en su carrera se presentaron aspectos difíciles por el hecho de ser un artista negro en una rama tan clasista como el ballet, en la que hay muy pocos exponentes o bailarines de raza negra.
“Me pongo a pensar que hay muy pocos bailarines de otras etnias, siempre ha sido muy europeo, muy blanco. Es un mundo muy atrasado en ese sentido, donde como artista me ha tocado imponerme, y mostrar mi talento y hacerlo brillar de la mejor manera, para que sea aceptado y mostrado”.
En el mundo del ballet también hay estereotipos como que la danza clásica solo es para las personas gay, Fernando dice que eso no tiene nada que ver, porque es un arte y los géneros no son un impedimento para hacerlo. Por eso, en el Día Mundial del Ballet que se celebró el pasado 29 de octubre, Fernando dijo que “el talento no puede ser encadenado por el color de la piel, por el género, los estatus sociales o la forma en que las personas lucen físicamente”.
Ahora Fernando está enfocado en la adaptación cinematográfica de su libro Una buena ventura. Se encuentran finalizando el guión para luego hacer el casting y filmarlo en 2021.
El bailarín sigue brillando y de alguna forma está conectado con el Perú. Hace dos años visitó el Perú para el Alpaca Fiesta y lo hicieron embajador de la fibra de alpaca. Además ha coincidido en el teatro con Juan Diego Flórez.