La pérdida de cobertura vegetal en Puno y Cusco es cuantiosa. En la primera región, tras controlar el incendio forestal en el sector de Sangari, distrito de San Gabán (provincia de Carabaya), otra emergencia se reportó en la zona de Soncoña, en la localidad de Ollachea. Allí las llamas arrasaron 50 hectáreas.
El fuego se expandió rápidamente y la zona más afectada fue el centro poblado de Isivilla, donde se perdieron cerca de 30 hectáreas de pastizales.
Tanto el siniestro de Sangari como el de Soncoña fueron controlados por las compañías de bomberos de Juliaca, Macusani y Ayaviri. Los lugareños, policías y autoridades comunales ayudaron a sofocar las llamas. Lo agreste de la zona dificultó la labor.
Mientras tanto, unos 70 mil plantones de especies nativas —queuñas, qolles, chachacomos y pinos— fueron quemados tras el incendio en el cerro Picol del último fin de semana. Así lo dio a conocer la gerenta regional de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente, María Cazorla Palomino.
La funcionaria informó que estas plantas fueron sembradas mediante faenas comunales en una extensión de 68 hectáreas. Calculó que los daños alcanzan los 2 millones 400 mil soles, en razón de que se invirtieron 30 mil soles por hectárea.