Los primeros vestigios de la primavera ya se pueden distinguir por los brillos solares en la ciudad. Los especialistas prevén que en esta temporada del año no se presente un calor excesivo; sin embargo esto a su vez puede generar la llegada de enfermedades propias de esta temporada.
Los estornudos, conjuntivitis y hasta varicela son algunas de las infecciones comunes en los meses venideros, pero que pueden ser prevenidas tomando en cuenta las siguientes recomendaciones que te brindamos para que goces de una buena salud.
Las temperaturas elevadas durante la primavera producen una proliferación de las bacterias, haciendo que los alimentos se descompongan con mayor facilidad. En estos casos se pueden presentar infecciones como las disenterías por salmonella, escherichia y shigella, por el consumo de productos contaminados.
Lo recomendable es verificar constantemente el estado de los comestibles y lavarse correctamente las manos.
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Durante esta temporada es usual la pregunta sobre qué enfermedades pueden atacar a nuestra vista, ya que es común la irritación en los ojos.
La presencia de la conjuntivitis primaveral, se produce tras la inflamación de nuestros órganos visuales por la exposición de agentes extraños. Algunos de los síntomas con los que se asocia a esta patología son el picor, lagrimeo y enrojecimiento.
Los consejos para evitarlo es mantener una correcta higiene en casa, cerrar la ventana los días de viento, evitar las alfombras pues son propensas a tener presentar ácaros y cerrar las ventanas del coche durante los viajes.
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Durante esta estación del año se produce un aumento en el metabolismo del cuerpo, generando mayores niveles de ácidos gástricos. Esto a su vez deriva en problemas de acidez, reflujo y en casos extremos úlceras gástricas.
Para prevenir estas enfermedades se debe consumir alimentos fáciles de digerir y con poco ácidos, como el arroz blanco, caldos o sopas, plátanos, huevos, papas, avenas, gelatina, raíces y hojas verdes, perejil, entre otros.
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La primavera es la estación en donde las plantas sueltan en mayor proporción sus pólenes, propiciando que millones de estas partículas se impregnen en el ambiente, desencadenando síntomas de alergia.
Precauciones que se deben considerar para evitar estos tipos de complicaciones son hacer una limpieza profunda del hogar; evitar salir durante las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde, por presentar una mayor concentración de polen, y ejercitarse para que el sistema inmune está al 100%.
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Las enfermedades eruptivas, que pueden ser causadas por infecciones virales o bacterianas, tienen como característica la aparición de manchas en la piel y son comunes durante la primavera.
Una de ellas es la varicela, que en la mayoría de casos se presenta en menores de 15 años, aunque también puede darse en gente de mayor edad. Es común durante esta temporada, ya que se propicia un entorno favorable para la germinación del virus que la produce y es altamente contagiosa.
Inicia con brotes de manchas rojas en el cuerpo, que más adelante se transforman en ampollas. A pesar de no existir ningún tratamiento curativo para esta enfermedad, se aconseja evitar el rascado de la piel, pues podrían quedar cicatrices; mantener el higiene, lavándose con jabón de avena; vestir ropa amplia y de algodón; y evitar la exposición continua al sol.
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Tanto en primavera como en verano la presencia de hongos en la piel son más frecuentes. Esto se produce, en gran medida, por las visitas a playas o piscinas, donde se encuentran la mayor cantidad de focos infecciosos.
La recomendación en estos casos es evitar los cambios bruscos de temperatura, así como los baños prolongados. También es aconsejable utilizar más ropa de algodón y secarse bien luego de salir de la ducha, siempre considerando que la piel es considera una de las partes más delicadas del cuerpo.
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Una enfermedad es considerada como un estado donde se produce el deterioro de salud en el organismo. Implica, además, el debilitamiento del sistema natural de defensa del cuerpo.
Puede dividirse de la siguiente forma: subjetiva, que genera un malestar con diferentes tipos de intensidades, y la objetiva, que afecta el correcto funcionamiento del cuerpo en distintos grados.
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