En el Día de la Bandera, en Juliaca e Ilave, los puneños lograron izar la bandera negra y blanca en señal de protesta por las personas muertas el 9 de enero, tras la represión policial y militar durante las protestas contra el Gobierno de Dina Boluarte y el Congreso. Solo en Puno, la policía evitó este acto simbólico porque acordonaron la plaza principal desde muy temprano.
En Juliaca, los familiares de las víctimas colocaron a media asta una gran bandera negra y blanca en la plaza de Armas. Para lograrlo hicieron una especie de escalera humana porque, extrañamente, no estaba el cordón en el mástil.
Las personas que portaban las banderas arengaban pidiendo justicia por los fallecidos. “La sangre derramada jamás será olvidada”, “¿qué pide el pueblo?, justicia”, gritaban. Además, exigieron la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, a quien calificaron de “genocida”.
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Un fuerte contingente de efectivos policiales apareció para apostarse en la plaza mientras los familiares los llamaban “asesinos”. Frente a ellos, la madre del joven caído Bryan Apaza se quebró y les reclamaba por su asesinato. Las mujeres lavaron la bandera roja y blanca, al tiempo que insistían por justicia para sus hijos fallecidos. Continuaron con la protesta, cargando una bandera gigante de color negro y blanco, hasta las instalaciones del Ministerio Público y el Poder Judicial de Juliaca.
Sin presencia policial ni militar, en Ilave (Collao), las autoridades comunales aimaras se vistieron de luto e izaron la bandera blanca y negra por los soldados muertos que trataron de cruzar el río Ilave el 5 de marzo y por Isidro Arcata, muerto en el marco de las manifestaciones. En este lugar tampoco estaba el cordón del asta. También izaron la wiphala, la misma que el congresista de Fuerza Popular Juan Lizarzaburu llamó “mantel de chifa”. La población pedía justicia para los fallecidos y la renuncia de Boluarte.
Puno. Obispo Carrión estuvo solo en el Día de la Bandera. Foto: Liubomir Fernández/La República
Mientras todo esto ocurría, el Poder Judicial publicó un mensaje en sus redes que decía: “El que, por acto de menosprecio, usa en estampados de ropa o de otra manera los símbolos de la patria (…) será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de un año o con prestación de servicio comunitario de 20 a 30 jornadas”.
En Puno, la policía cercó la plaza de Armas para que el Ejército eleve la bandera nacional. Incluso se adelantó la ceremonia a las 7:30 a.m. para evitar las protestas anunciadas. En el acto no estuvieron ni el alcalde Javier Ponce ni el gobernador de Puno, Richard Hancco. Solo se hizo presente el obispo Jorge Carrión Pavlich. Hubo paseo de la bandera con poca asistencia del público. En Lima también hubo marchas con banderas negras.
Desde la plaza de la Bandera, la mandataria Dina Boluarte afirmó que el frustrado golpe de Estado de Pedro Castillo no fue un acto “individual” ni “improvisado”, sino que fue una “embestida” planificada por diversos actores.
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Dijo esperar que la Fiscalía investigue a fondo los “pormenores” del golpe de Estado y que las autoridades judiciales sancionen “como corresponde” a los implicados.