El adiós. El líder del Partido Socialista recibió diversos homenajes: en la Plaza Bolívar, en el local de la CGTP y en la sede de su partido. Cientos de partidarios, sindicalistas y ciudadanos acompañaron el féretro en su recorrido por las calles de Lima.Despedida,Javier Diez Canseco partió en olor de multitud,Javier Diez Canseco partió en olor de multitud, Consuelo Alonzo Los que conocieron o trabajaron al lado de Javier Diez Canseco estuvieron ahí para testimoniar con su presencia su homenaje a una trayectoria inclaudicable y para decirle que su lucha no fue en vano. Cientos de personas acongojadas acompañaron disciplinadamente su féretro desde la histórica Casona universitaria de San Marcos hasta la Plaza Bolívar del Congreso de la República . Su ataúd, ingresado por el enrejado principal, fue colocado de espaldas al recinto parlamentario donde meses atrás lo sancionaran con 55 votos. Recibió el homenaje del Sindicato de Trabajadores del Congreso de la República a los que siempre defendió. Allí el grito de "Javier dignidad, Congreso inmoral" se dejó sentir, mientras se confundía con la letra del himno nacional y la Internacional Socialista. La multitud aún dolida por la ausencia del dirigente se encrespó cuando el parlamentario Javier Bedoya de Vivanco (APGC) se sumó al homenaje. El rencor hacia quienes lo alejaron de su escaño se tradujo en ofensas que el legislador debió soportar aun cuando su voto en el Parlamento fue en contra de la sanción a Diez Canseco y así lo reconoció JDC públicamente antes de su partida. Más allá de ese y otros incidentes, los presentes recordaron a Javier Diez Canseco como un político consecuente con sus ideas, especialmente con una limpia trayectoria. Cuando se sumó el parlamentario Heriberto Benítez (SN), los gritos no cesaron. El desaparecido congresista fue recordado como "un fiel defensor de los Derechos Humanos, que hoy es visto como un símbolo de honestidad y de lucha contra la corrupción". "Hoy escucho lo que Javier sufrió, por eso muestro mi indignación por lo que hizo la Comisión de Ética con él. (...) Un juez le dio la razón y la comisión de Ética se negó a levantarle la sanción", dijo Benitez, mientras los aplausos se multiplicaban. A esta intervención oral se sumaron Carmen Omonte (PP), Mesías Guevara (AP-FA), Claudia Coari (NGP), Verónika Mendoza (AP-FA), Rosa Mavila (AP-FA), Víctor Andrés García Belaunde (AP-FA) y Jorge Rimarachín (AP-FA). Todos reconocieron en Diez Canseco un político que más allá de las diferencias pudo ser amigo de sus adversarios, así como lo fue de los marginados y por eso se ganó algo que muchos otros quisieran: respeto. Y es que la justicia, la igualdad, los derechos, eran ideales por los que el dirigente del Partido Socialista luchó. "Luchaste contra las dictaduras y ahora nosotros venceremos, compañero, por encima de las diatribas. Esa derecha cavernaria no pasará", le prometió su compañera Rosa Mavila mientras se despedía. García Belaunde enardeció nuevamente a la masa al recordar que fueron "55 dardos venenosos los que intentaron sin éxito desacreditar a una persona honesta como Javier". Pero fue el congresista Rimarachín quien le advirtió al Congreso que "debían corregirse" a fin de luchar en bien de los intereses del pueblo, "en lugar de venderlo a pedazos a los extranjeros, o lucharemos por que se cierre". El subsecretario del Partido Socialista, Julio Castro Gómez, aclaró los motivos por los que, pese al enfado de la familia, al final los restos de Diez Canseco sí llegaron hasta la Plaza Bolívar. Fue, dijo, "su decisión porque sencillamente ese era el derecho que se ganó, a través de los votos de un pueblo que le dio la responsabilidad de legislar por ellos". No una, sino siete veces. "Siete veces le encargó el pueblo esa responsabilidad y ninguna mayoría por encima de la voluntad ciudadana puede mancillarlo", exclamó y dijo esperar que una nueva directiva si sepa reconocer los valores de Diez Canseco y le rinda, al fin, el homenaje que se merece. EN LA PLAZA DOS DE MAYO Nuevamente el féretro fue alzado en hombros, mientras la Internacional se dejaba sentir una vez más, para continuar hasta la Plaza Dos de Mayo, donde la Confederación General de Trabajadores del Perú ( CGTP ) le rendiría honores y donde Javier Diez Canseco en más de una jornada hizo sentir sus reclamos contra los malos gobiernos. Allí también rostros conocidos de la izquierda se dejaron ver: Hugo Blanco, Juan José Gorriti, Nicolás Lynch, Aída García Naranjo, entre otros. Desde el estrado, el sindicalista Mario Huamán agradeció el tesón con el que Diez Canseco luchó por los derechos laborales y reveló que desde su lecho de enfermo continuó trabajando en un proyecto que pretendía restablecer los derechos perdidos con el abusivo régimen del CAS. También los médicos y los maestros, bajo la voz del presidente de la Federación Médica Peruana, César Palomino, y del dirigente del Sindicato Único de Trabajadores por la Educación en el Perú ( Sutep ) Hilmer Meza recordaron que la lección que les dejó el parlamentario es que la salud y la educación son derechos fundamentales por los que el país debe luchar unido. En cambio, Domingo Cabrera, secretario general de la C onfederación Nacional de Trabajadores Estatales (CTE), inició sus palabras con un "gracias, Javier, por los más de 40 años de leyes aprobadas en bien de los trabajadores". Su amigo y compañero de contiendas Javier Mujica insistió en que una vida dedicada a luchar contra la discriminación de todo tipo, con la finalidad de que el mundo sea mejor para todos, es la que llevó Javier Diez Canseco. "Trabajó una ley para que no haya discriminación entre los trabajadores", sostuvo y pidió que se recojan firmas para concretar el sueño del parlamentario y se pueda impulsar una legislación que dignifique al trabajador y que incluya a las personas con discapacidad. Acto seguido demandó a los presentes consagrar sus vidas por esa batalla y por la gran transformación, tras lo cual un sonoro "Sí, juro" estremeció la plaza. Una vez más el ataúd de Diez Canseco fue alzado por sus amigos, y comenzó su paso por la avenida Alfonso Ugarte.Al pasar frente a la "Casa del Pueblo" las arengas cambiaron. Cuadras más allá el cortejo ingresó a la Plaza Bolognesi, pues en el 590, sede del Partido Socialista, los esperaba una capilla ardiente, correligionarios y cientos más de todas las izquierdas para darle, unidos, el último adiós. IZQUIERDAS VOLVERÁN A UNIRSE COMO UN HOMENAJE A JAVIER DIEZ CANSECO En la sede de Partido Socialista, el secretario general César Acurio evidenció algo que para muchos era evidente: la familia de las izquierdas es grande y hoy es el momento de unirse otra vez. "Sí podemos unirnos. A todas las izquierdas nos toca ahora unirnos, porque Javier es un militante de todas las izquierdas del país y del mundo", señaló. En ese local hicieron uso de la palabra Rolando Breña (Patria Roja), Marco Arana (Tierra y Libertad), Cecilia Israel (Fuerza Ciudadana) y Nicolás Lynch. También hubo muchos jóvenes que manifestaron su tristeza pues veían en Javier Diez Canseco a un líder y a un guía. Al término de ese homenaje, el cortejo partió rumbo a un camposanto de Huachipa donde, tras una breve liturgia, fueron cremados los restos de JDC en estricto privado. Sus cenizas serán depositadas en el mausoleo de la familia en el Cementerio Presbítero Maestro. Javier Diez Canseco fue diputado constituyente, diputado por Lima, senador de la República, miembro de la Asamblea Constituyente y congresista del Perú en siete oportunidades. Falleció el 4 de mayo a las 22.15 pm.