Desde el 2005, la extensión de los cultivos de coca ha crecido en forma permanente de cuatro a cinco por ciento, pasando su superficie de cocales de 53 mil 700 a 56 mil hectáreas, el 2009, y desde el año pasado, las 61 mil hectáreas, convirtiéndose en el primer productor de coca. Los principales centros de producción son el Huallaga y el Valle de los Ríos Apurímac y Ene (Vrae), este último con 16 mil hectáreas, consideradas de gran densidad de cocales. Al ser el mayor productor de coca, el Perú también estaría produciendo alrededor de 325 toneladas de cocaína anualmente, de las cuales solo se incautarían un diez por ciento. Según la DEA y las autoridades antidrogas peruanas, la mayoría de la cocaína peruana se destina a Europa, Asia y Australia, a través de países como Bolivia y Brasil o por la costa si tiene destino final México y los Estados Unidos. De acuerdo con la versión oficial el incremento de la coca se debe principalmente al control que Sendero Luminoso ejerce sobre el 45% de los cultivos de coca y a la presencia cada vez más notable de los carteles mexicanos. Pero también se explica por el llamado "efecto globo". En Colombia, el vecino país del norte, la superficie de cocales se ha ido reducido desde el 2008 a un 20 por ciento, según cifras del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de la ONU (SIMCI). Los Grupos Móviles de Erradicación que trabajan conjuntamente con el Ejército y la Policía colombianos dentro del llamado Plan Colombia lograron reducir de 99 mil a 80 mil 953 hectáreas ese año, para pasar de 163,000 hectáreas de cultivos ilícitos a menos de 70 mil. La agresiva erradicación emprendida por las autoridades de ese país ha provocado el desplazamiento de cocales de Colombia hacia nuestro país. Un efecto similar se dio en 1995, pero esa vez fue hacia Colombia, luego de que las autoridades peruanas con apoyo del gobierno estadounidense quebraran el puente aéreo entre ambos países.