Este no es un breve texto celebratorio, ni mucho menos; tampoco una constancia de vida, un manifiesto del cliché o el espejismo danzante de las cifras del PBI. No. Este es un texto aguafiestas porque es su trabajo y está en su derecho. Por Ybrahim Luna Este artículo es la reivindicación de la soledad temprana , del pesimismo como optimismo bien informado. Esta es en suma una coartada para disecar a contraluz el karma de vivir en un país casi siempre a la deriva. Alguien buscó la partida fedateada de un país que nació solo para algunos. Y era obvio que no la hallaría fácilmente. El país de las encuestas compradas -y de la impunidad- no respondió al llamado. Una república de rancios caciques con falsos bicolores , que no significó más que un puesto en el descentralizado de la pobreza, se erigió desde la eventual bonanza del guano, desde aquel vértigo de riquezas que solo fue una primavera ficticia. El Perú es libre e independiente desde su laxa esclavitud, desde la dependencia mundial de sus materias primas devueltas al triple de precio, desde su interpretación primaria de la TV como maestra guía, desde su tradición cultural borroneada con aerosol, desde su orgullo comprado de ceviche y hamburguesas. El Perú es súper, porque a veces somos más un plato de comida que una nación consolidada. La iniciación espiritual se dio en una combi desembocada en la avenida Sur, en un paradero de Repúblicas mal cosidas, de mil desencantos e innumerables golpes de Estado. El país fue un amasijo de predicadores evangelizando a niños en las sierras altas, confundiéndolos con la fábula del banco de oro y con el amor a la globalización. Bienvenidos al miedo a la libertad. Bienvenidos Vallejos y Chabucas al país de la indiferencia institucional, al país de las pensiones de clavos y losas, al país de la risita privada, al de la veintiúnica redacción imperante: la de los dueños. Bienvenidos al silencio de los segregados, al silencio de las madres que aún esperan que sus hijos desaparecidos regresen de la Universidad, y que esperan, también, una justa reparación civil. Bienvenidos al país que celebra de vez en cuando a algún dictador, y que aplaude la exigencia de mano dura desde su potencial, y casi segura, neurosis futura. El que Fujimori esté preso es casi un error de la estadística. El país que González Prada soñó en sus pesadillas de joven envejecido de repente. El país que navegó frondoso mientras era desmembrado en cada guerra perdida, en cada guerra pactada. Que navegó hasta anclar en partes diferentes como rompecabezas en un tonel de agua. Muchos Perús emergieron entonces más definidos, con espacios, amores y resentimientos propios. La historia fue registrada en cada cardiograma político, en cada temporada de elecciones: inclusión social. “Inclusión social” en boca de todos, incluso, en la boca de los excluidos que llegaron a Lima y que por obra y gracia de una marca comercial dejaron de serlo. Siendo los nuevos verdugos de los recién llegados. El hombre es el lobo del hombre. Y no hay mucho misterio que resolver, ni mucho cable que conectar. La verdad se muestra más simple. Como diría Oswaldo Reynoso en una conferencia: “la pregunta ¿cuándo se jodió el Perú? es engañosa. Porque es como decir que alguna vez –antes- el Perú estuvo bien”. Y es que el Perú aún no ha madurado ni como Estado ni como Nación. El Perú desinfecta las heridas a menor velocidad que crea y reabre nuevas. Así, la injusticia y la ignorancia cabalgarán como potros desbocados. Claro que habrá quienes miren la realidad desde otras perspectivas, desde la comodidad de hoteles y aeropuertos; quienes encuentren un lugar colándose en la fila, quienes adopten una postura frente a la Catedral y otra frente a la familia, quienes opten un puesto por las faldas prestas del arribismo, quienes adoren al pisco sour y choleen al cuy, quienes canten el himno con mano en el pecho y se pasen las luces rojas, quienes enaltezcan la figura de Grau y regresen a casa manejando en ebrios zig-zags, quienes amen a Cubillas y menosprecien a la Federación Peruana de Ajedrez, quienes gusten del caballo de paso y cierren las puertas del club porque es privado: sólo para socios; quienes icen la bandera cada domingo y golpeen a su cónyuge cada sábado por la noche… y sobre todo quienes lloren a sus hijos, padres, y hermanos fantasmas en las alturas siempre anchas y ajenas de este país. Según reportes de la Defensoría del Pueblo: “desde el año 2008 hasta la fecha (consignada: 25/06/2011) se han registrado 103 personas fallecidas y 1395 personas heridas, producto de hechos violentos ocurridos en el marco de conflictos sociales”. Los departamentos con mayor incidencia son: Amazonas: 33 muertos, 200 heridos. Piura: 14 muertos, 99 heridos. Arequipa: 12 muertos, 83 heridos. Puno: 8 muertos, 26 heridos. Lima: 7 muertos, 61 heridos. Etc. Siendo la mayor cantidad de conflictos de tipo socioambiental. El ex presidente Alan García recibió de Toledo un país con 84 conflictos sociales y lo entregó a Humala con 217, con más de un centenar de muertos y más de mil heridos, la mayoría por disparos de bala. Todos esperando justicia . ¿En qué dirección avanza el Perú? ¿Habrá un plan de reparaciones civiles para los muertos y heridos en conflictos sociales?