La relación entre el presidente Pedro Castillo y la primera ministra Mirtha Vásquez era insostenible. La gota que derramó el vaso fue la indecisión y el silencio del mandatario para respaldar al exministro del Interior Avelino Guillén, en su solicitud por dar de baja al jefe de la Policía Nacional del Perú (PNP), Javier Gallardo.
El viernes 28 de enero, luego de conocer la carta de dimisión de Guillén, la titular de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) le escribió por WhatsApp al presidente pidiéndole explicaciones al respecto. Sin embargo, Castillo no le respondió el mensaje en dos días. Desde ese día, la ministra comenzó a evaluar su renuncia.
Recién tuvo comunicación el domingo con el mandatario, según fuentes consultadas por La República, en la reunión que hubo en la noche con Guillén. La premier participó por Zoom porque se encontraba con descanso médico por la COVID-19.
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Guillén contó a Ideeleradio que el presidente le anunció en esa conversación que iba a dar de baja a Gallardo, pero también al general Martín Parra. El saliente ministro del Interior se había opuesto a esa decisión.
Castillo le pidió a Vásquez que convenza a Guillén de quedarse. Pero la primera ministra le respondió que ya no se podía, pues el Gobierno no estaba en posición de condicionar al ex fiscal supremo. La suerte ya estaba echada. La percepción que tuvo Vásquez, según otras fuentes consultadas por este diario, es que si el presidente maltrató de esa manera a Guillén, iba a hacer lo mismo con ella.
Ayer, en una conversación en Palacio a las 8.50 a. m., Castillo propuso a Vásquez designar como sucesor de Guillén al general Alfonso Chávarry. La excongresista del Frente Amplio no aceptó esta recomendación.
Para entonces la decisión de Vásquez estaba tomada: iba a dejar el gabinete. En el Ejecutivo confirmaron que era cuestión de horas. Y así fue.
Por la tarde, Vásquez se dirigió a Palacio a dejar su carta de renuncia. Esto forzó al presidente a tuitear que había tomado la decisión de hacer cambios en el gabinete. “Como siempre he anunciado en mis intervenciones, el gabinete está en constante evaluación. Por tal motivo, he decidido renovarlo y conformar un nuevo equipo”, anunció a las 3.23 p. m.
A las 3.28 p. m., la carta de Vásquez recién fue sellada como recibida. Castillo se le adelantó para aparentar que él había resuelto removerla, cuando, en realidad, fue Vásquez quien dio el paso al costado.
En el documento, la premier explica que “hemos llegado a un momento crítico”. “La crisis en el Mininter no es un asunto cualquiera ni coyuntural, es la expresión de un problema estructural de corrupción en diversas instancias del Estado que nos viene golpeando y que es momento de abordar y confrontar”, puntualizó.
Al cierre de esta nota, trascendió que los ministros que podrían ser cambiados son Juan Silva, de Transportes; Eduardo González, de Energía y Minas; y Maita Frisancho, de Agricultura. Una fuente del Gobierno comentó que el reemplazo de Vásquez sería el ministro de Salud, Hernando Cevallos. En declaraciones a la prensa, respondió que su asunción como premier “está fuera de agenda, no está conversado”.
Misterio. Al cierre, no había reemplazo para Vásquez ni se supo si otros ministros se iban. Foto: PCM
También se conoció la posibilidad de que sea Roger Nájar, exjefe del plan de gobierno de Perú Libre. Este diario buscó la respuesta de Nájar, pero no contestó los mensajes.
Mientras tanto, el presidente continúa rodeado de su círculo de confianza, calificado por Guillén como “el gabinete en la sombra”, que está conformado por asesores que conoció desde la segunda vuelta presidencial.
Fuentes de este diario explican que estos funcionarios de Palacio no mantienen una buena relación con el secretario del Despacho Presidencial, Carlos Jaico, e incluso no le informan algunas acciones que realizan y que involucran al presidente.
Uno de ellos es Biberto Benerando Castillo León, asesor contratado con cargo al Fondo de Apoyo Gerencial al Sector Público (FAG) del Despacho Presidencial. El ministro de Energía y Minas, Eduardo González, afirmó durante su interpelación, realizada ayer ante el Congreso, que Castillo León fue el que gestionó “insistentemente” la propuesta para designar a Daniel Salaverry en Perupetro.
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Sobre esta participación también fue señalado anteriormente por Jaico, por lo que pidió el inicio del control en el área institucional.
Otro funcionario de los que más escucha el jefe del Estado es Beder Camacho Gadea, sub secretario general del Despacho Presidencial y quien tampoco tiene una buena relación con Jaico.
Las fuentes señalaron que, desde hace semanas, el reemplazo de Bruno Pacheco comenzó a exigir informes a diferentes funcionarios, entre ellos Camacho, para quien pidió también que se inicie una acción de control por presunta participación en hechos irregulares con el general Gallardo.
Esto debido a dos reuniones que tuvo con él, las que, dice Jaico a través de un memorándum, no se le informó.
Al enterarse de esta iniciativa, Camacho envió también un memorándum solicitando la misma medida para Jaico por usar indebidamente los vehículos oficiales de “alta gama” cuando estaba con licencia. Por este hecho, la Fiscalía abrió investigación preliminar al secretario. Según la fuente, a raíz de este desencuentro también se difundió la reunión de Jaico con representantes de Repsol.
Castillo León y Camacho Gadea son a los que el mandatario más escucha. Otro miembro de Presidencia es Rodolfo Jaime Idrogo Mejía, secretario de Comunicación, quien estuvo a cargo de las entrevistas que dio Castillo a la prensa, las cuales no se habrían informado con anticipación a todo el equipo presidencial, y menos a Mirtha Vásquez. Su permanencia en el cargo sería temporal.
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Asimismo, dentro del grupo que rodea al mandatario está Wilson Pretel, jefe del Gabinete Técnico de la Presidencia; y Rodolfo Ramírez Apolinario, secretario del Consejo de Ministros y quien habría sido recomendado por Biberto Castillo.
El presidente Pedro Castillo señaló en entrevista para el diario La Noticia que desconocía de esa reunión y le pidió un informe a Jaico al respecto. “Carlos Jaico podría tener el mismo destino de Pacheco, y sería muy lamentable”, mencionó.
Todo esto encaja con la alerta dada por Mirtha Vásquez al presidente Castillo, cuando le advirtió, al despedirse de él, de la responsabilidad en la crisis de su entorno más cercano.
Para Jorge Montoya, de Renovación Popular, el cambio era necesario. “Esperemos que sea de manera adecuada. La buena intención vale, falta ver el contenido”, dijo.
Rosangella Barbarán (Fuerza Popular) se mostró complacida por la salida de Vásquez. “Siempre estuvimos en lo correcto para no darle la confianza al gabinete”, apuntó.
Según Guido Bellido (Perú Libre), el nuevo gabinete debe tener liderazgo integrador. “Con presencia social importante a nivel nacional”, enfatizó el expremier.
Ruth Luque, de Juntos por el Perú, lamentó la salida de Vásquez. “No estamos en un contexto en el que podemos seguir ahondando la crisis por falta de decisiones”, dijo.
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La dimisión de Mirtha Vásquez se apresuró por la inacción del presidente Pedro Castillo frente a la crisis generada en el Ministerio del Interior. La expremier explicó que su decisión se produjo “ante la imposibilidad de lograr consensos”.
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