En vista de que el cierre del Congreso nos unió como sociedad tanto o más que el Mundial, aquí tienen una breve guía para aquellos que no quieren políticos que apoyaron la conducta de los otorongos disueltos (le puse Guía “antifujimorista” porque Guía “anti-fuji-apro-solidaria-y-satélites-como-el-PPC-y-Contigo” era muy largo):
El voto blanco y viciado. Ya hemos hablado de esto. Ni se les ocurra.
Podemos. Gracias a Urresti, este partido ha capitalizado el voto antifujimorista más ciego y rabioso. Lo que es una locura porque Urresti es quizás el mejor ejemplo del fujimorismo –populachería autoritaria– sin Fujimoris. Peor aún: su líder es el creador de Telesup, la universidad-basura emblema (literalmente, una fachada sin contenido).
Juntos por el Perú. Salvo que la encuesta de hoy me desmienta, un voto perdido. Lástima, tenían varios candidatos más que valiosos (Arbizu, Alvites, Cortez). Su pecado original fue la ambición y torpeza de Verónika Mendoza. En una campaña que debió ser un blitzkrieg, nadie conoce un logo que ni siquiera ella se ha preocupado de posicionar porque seguramente el próximo año postulará con otro.
Acción Popular. Más que nunca le cae a pelo la vieja chapa de “federación de independientes”. Hay un claro sector dispuesto a hacerle el juego a la impunidad. Mónica Saavedra, la cabeza de lista, se declaró en contra de la disolución del Congreso y a favor de la actitud de su bancada, que –salvo Lescano– le hizo el juego al aprofujimorismo hasta el final. Como si la gestión de Muñoz no fuese suficiente disuasor.
Frente Amplio. Hasta ahora han logrado esconder muy bien que son liderados por Marco Arana, lo que le ha dado vida a sus candidatos con una imagen menos ideologizada, como Arlette Contreras, Angela Villón o Gabriela Salvador. Aún así, Lima no es plaza para una izquierda tan desenfadada. Previsiblemente, le irá mejor fuera de la capital.
Partido Morado. Lo más cercano a un intento de derecha liberal o un centro progresista. Pero se le notan las costuras. El caso Mora evidenció la ausencia de filtros mínimos. Lo peor: el figuretismo malaguoso de Guzmán. Cada entrevista, un desastre. La inconsistencia hecha rictus. Seriamente, el PM debería ir pensando en otro candidato para el 21. A menos que sean otro vehículo personalista más, claro.
Y no lo olviden: solo se puede votar por una lista. Suerte.