“Los dos casos cambian la imagen de un García inabordable por las investigaciones de Odebrecht, pero hasta aquí carecen de la contundencia de otros”.,El pedido del fiscal de un impedimento de salida del país para Alan García cierra el ciclo de los ex presidentes y jefes partidarios en manos de la justicia por sus vínculos con Odebrecht. En este caso el tema no es fondos electorales, sino la sospecha de que García recibió dinero por la obra del Metro de Lima. Que el fiscal Domingo Pérez no haya pedido la ya habitual prisión preventiva sugiere que esa investigación todavía está en veremos. Las declaraciones desde Odebrecht apuntan en la dirección del poder político de esos años, pero no señalan a García. No hay, pues, un acusador puntual como los de los otros casos de alto perfil. Quizás por eso la atención se ha volcado hacia otra acusación, esta periodística: US$ 100.000 que un abogado brasileño habría recibido de Odebrecht para luego entregarlos a García en pago por una conferencia ante algo definible como la Confiep industrial de Sao Paulo, en el 2012. La suma es mucho menor que la del Metro, pero la historia es más concreta. La investigación de la ONG IDL muestra papeles del abogado-colaborador José Américo Spínola, y decalaje de fechas que apuntarían a una componenda, que todavía está por ser demostrada. Para algunos el generoso pago por una conferencia es por sí mismo una prueba de culpabilidad, pero eso no parece argumento suficiente. García se ha allanado al pedido del fiscal, y ha mantenido en el tono confrontacional de su defensa en los medios, e incluso lo ha escalado en esta oportunidad. En ninguno de los dos casos han aparecido aún los argumentos de la defensa legal. Sin embargo, los acusadores oficiosos y al paso ya han empezado a pronunciarse. Los dos casos cambian la imagen de un García inabordable por las investigaciones de Odebrecht, pero hasta aquí carecen de la contundencia de otros. Lo cual pondrá a prueba la paciencia de quienes consideran al dirigente aprista el más culpable de la historia. En esto el impedimento de salida es un flaco premio consuelo. Quizás el premio consuelo del propio García sea su conversión en la causa unificadora que está necesitando el aprismo en estos tiempos. Quizás no llegue a ser el caso más importante, pero ciertamente será el más debatido.