El desafío existe y la solución es la que hace posible, por ejemplo, las miles de transacciones bancarias que realizamos todos los días en Internet.,El próximo 7 de octubre se aplicará el voto electrónico a nivel nacional en 39 distritos, lo que permitirá que 1’729,028 electores hagan uso de este nuevo sistema de votación, que no deja de tener sus bemoles. Y es que al ser PCs/tabletas los que reciben los votos y los contabilizan, resulta muy difícil comprobar que no hubo fraude, desde la mera visualización humana. A diferencia del sistema tradicional en papel, donde la gran mayoría de la población actúa como observador dando garantías de la transparencia del proceso, en el sistema electrónico, el mayor riesgo es que cualquier cuestionamiento puede introducir dudas y suspicacias que son mucho más difíciles de aclarar a la población en general. De ahí que, para eliminar la opacidad, ONPE considere trabajar cercanamente con la sociedad civil, los líderes de opinión expertos y sobre todo con las ONG dedicadas a la construcción de una mejor alfabetización digital. Porque, la seguridad sigue siendo LA tarea. Menuda tarea, que implica dar garantías que pueden parecer incluso contradictorias: asegurar al ciudadano que no es posible conocer su opción, ni siquiera para quienes administran el sistema, pero al mismo tiempo garantizarle que, a pesar de no saber por quién voto, su elección fue incluida en el conteo y en la opción correcta. El desafío existe y la solución es la que hace posible, por ejemplo, las miles de transacciones bancarias que realizamos todos los días en Internet: una buena institucionalidad interna que garantizan trazabilidad y transparencia procesal que previenen la manipulación o error humano. ¿Cuenta ONPE con este respaldo institucional? ¿Ha trabajado ONPE cercanamente con todos los involucrados en el despliegue del e-voto? Este 7 de octubre lo sabremos, no directamente a través de ONPE, sino -probablemente- a través de los reportes que la vigilancia ciudadana empoderada por la social media, emitirá.