"La sensación es que ha aparecido una gran urgencia de colocar el tema Lava Jato/Odebrecht en el primer plano de la atención, como una manera de distraer de otros".,El anuncio de que en las próximas horas podremos tener el informe final de la comisión Lava Jato es algo misterioso. Tanto se ha tomado su tiempo y arrastrado los pies este grupo de congresistas, que la idea de un súbito final de su trabajo resulta sorprendente, incluso para varios de los propios integrantes de la comisión. De un programa que anunciaba la discusión de dos informes por semana, ayer la presidencia de la comisión pasó a establecer que los 11 temas disponibles serían debatidos y aprobados, si fuera el caso, en ese mismo solo día. ¿Una muestra de celeridad ante la caída en la aprobación del Congreso? ¿Un cronograma político secreto? Más de un integrante del grupo ha declarado que no tiene la menor idea sobre los motivos para convertir la producción de conclusiones en una maratón de horas, y así adelantar un mes y medio el desenlace final. Tan sorprendidos están que ni siquiera han adelantado hipótesis sobre lo sucedido. Tampoco han anunciado alguna actitud de resistencia. La sensación es que ha aparecido una gran urgencia de colocar el tema Lava Jato/Odebrecht en el primer plano de la atención, como una manera de distraer de otros. También podría tratarse de una forma de mostrar iniciativa política desde Fuerza Popular, que preside y controla la comisión, y por definición tiene el manejo del tema mismo. Haríamos bien en prepararnos para un parto de los montes. La comisión se ha caracterizado por pedir sucesivos plazos, y en una era de filtraciones no se ha escuchado nada interesante surgido de sus entrevistas con numerosos invitados. Ha seguido un método más bien básico, que generosamente se llama investigación parlamentaria. De otra parte es verdad sostenida que las revelaciones finales del caso Lava Jato/Odebrecht continúan en manos de la empresa brasileña, la cual sigue a la espera de alguna forma de arreglo con el gobierno peruano para una colaboración mutuamente provechosa. En este sentido es Odebrecht, no la comisión Lava Jato, la que maneja los tiempos en el caso. Esto se escribe antes de que se haya concretado el acelerado debate. Los argumentos de la presidenta de la comisión no contienen en este momento una explicación convincente. Con lo cual solo queda esperar que se resuelva el misterio.