Desde el 2016 la bancada de cinco apristas en el Congreso ha sido un microcosmos del partido, con un ala encabezada por Mauricio Mulder firmemente adosada a Fuerza Popular y un ala encabezada por Del Castillo asumiendo posturas liberales en una variedad de temas. Nunca chocaron directamente, pero sus discrepancias han sido y son notorias. ,El Apra tiene dificultades para inscribir a una directiva en el JNE, porque le está costando mucho realizar elecciones aceptables para ese jurado. Un grupo de militantes, encabezados por el congresista Jorge del Castillo, hizo la denuncia, y ahora el partido tiene que mejorar la calidad de sus elecciones, si quiere inscribirse. Elecciones cuestionadas aparecen de cuando en cuando en casi todos los partidos, e invariablemente el motivo es alzarse con la dirección. No siempre los impugnadores tienen un buen argumento, pero en esa ocasión convencieron al JNE y lograron revocar la decisión del Congreso Nacional de julio del 2017. ¿Qué hay en disputa, además de la directiva? Desde el 2016 la bancada de cinco apristas en el Congreso ha sido un microcosmos del partido, con un ala encabezada por Mauricio Mulder firmemente adosada a Fuerza Popular y un ala encabezada por Del Castillo asumiendo posturas liberales en una variedad de temas. Nunca chocaron directamente, pero sus discrepancias han sido y son notorias. Como siempre el gran elector detrás de bambalinas ha sido Alan García, distanciado del día a día partidario, pero con una evidente influencia. Por lo pronto no tuvo problemas con el triunfo como secretario general de Elías Rodríguez, el mismo cuya elección fue descalificada por el JNE. Pero tampoco ha hecho campaña por él. Pero sí se movilizó García cuando dos prominentes miembros del Apra aceptaron fugaces ministerios en el gabinete terminal de PPK, y fueron expulsados por el partido. El mensaje de discrepancia interna fue claro, con un sector poco dispuesto a hacerle la política a Fuerza Popular. Unas elecciones en regla podrían mostrar la topografía de esa discrepancia. Los motivos de la discordia son variados. Sin duda hay una natural pugna por el poder. Pero también diferencias ideológicas más o menos larvadas. Luego está el vacío de poder originado en las bajas cifras de intención de voto de García, que de mantenerse postergará las expectativas de muchas figuras intermedias en el partido. La directiva que resulte de estas pugnas tendrá algo, y de pronto mucho, que decir en la conducta del aprismo frente al nuevo gobierno, y además en el esquema de alianzas que elija el aprismo para las próximas elecciones generales.