La vacancia de Kuczynski es un objetivo político de Keiko Fujimori y no parará hasta lograrlo. ,El Presidente Kuczynski parece haber recuperado algo de paz, conforme las nubes de la vacancia se alejan de su camino. Coordina con Kenji la renuncia de más congresistas de Fuerza Popular, como sucedió esta semana, y logra que otros no renuncien, pero que anuncien que no votarán por una eventual moción de vacancia. De otro lado, ha pospuesto su presencia en la Comisión Lava Jato (sus asesores saben que el resultado será adverso y que Barata no será interrogado sobre su caso) y ha inventado el mote de ‘comunista’ para todo aquel que le aconseje decir toda la verdad sobre sus negocios con Odebrecht mientras fue Ministro de Toledo. El espectro de los ‘comunistas’ es tan amplio que incluye a la mitad del país que le pide que renuncie. Asimismo, un festival de ofertas populistas, más cercanas a los ‘comunistas’ que a sus pasados principios (comprar parte de la cosecha de papa, “estudiar el aumento” (no aumentar) de la RMV, eliminar un peaje en Ticlio) se van sumando en esta tan antigua forma de hacer política, cuyos resultados nefastos son bien conocidos. Kuczynski cree que cada día en el poder es una victoria de su estrategia “panza arriba” y si van pasando los días, Keiko entenderá lo que no ha querido entender desde que perdió las elecciones. El indulto del padre demuestra que no es su enemigo sino el mejor de sus aliados y que juntos pueden hacer un buen gobierno. Alberto y Kenji ya lo saben. Solo falta ella. ¿Por qué tanta terquedad? Keiko Fujimori es distante e inescrutable y por lo general es difícil saber lo que quiere, ya que acomoda su discurso al público que la quiere escuchar. Pero estos años prueban algunas cosas. Quiere la Presidencia, de eso no hay duda. Cree que Kuczynski se la robó y cree que merece ser castigado. En eso ha puesto casi dos años de esfuerzos. La conducta de su hermano es una traición y respecto a su padre se encuentra lo bastante distanciada como para no negociar con él el futuro de Fuerza Popular. La sangría de congresistas es una nueva derrota de Keiko Fujimori. No solo ha perdido dos elecciones. Ahora su poder parlamentario esta diezmado. De 73 congresistas le quedan 60 y si insiste con la vacancia hoy, la cifra puede reducirse más. Si hubiera vacado a tiempo al Presidente hubiera impedido el indulto a su padre. Hoy, ya es tarde. Sin embargo, los que creen que el fin de Keiko se acerca, se equivocan. Ella espera algunos acontecimientos que le serán favorables. Su reacción al caso Pativilca, esperando que su padre sea juzgado en libertad, es una prueba. Lea bien, no exige que se archive el caso, solo que se le juzgue sin regresar a la cárcel. Las palabras han sido medidas una por una. Si la resolución de la CIDH es desfavorable a Fujimori, habrá alguna limitada queja para la tribuna, pero no más que eso. Entonces, el triunfo de Kenji será derrota y su alianza con Kuczynski, inservible. Luego vendrá un largo y paciente trabajo en su bancada. Algunos de los disidentes tienen o tuvieron procesos en la Comisión de Ética o pendientes en la sub Comisión de Acusaciones Constitucionales. Algunos por la comisión de delitos antes de asumir el cargo, muchos por mentir en la hoja de vida, lo cual es también un delito. Hasta ahora han estado bajo amenaza y eso fue, en algunos casos, causa de su obediencia ciega y luego de su huida. Otros, aterrados con perder el escaño, siguen en sus puestos originales. Todos han sido protegidos por el partido. Hasta ahora. Todo congresista tiene un accesitario que ocupa su lugar en caso de ser desaforado. Muchos accesitarios de Fuerza Popular jurarían lealtad a Keiko por entrar 3 años al paraíso. He ahí la clave de su trabajo político en los próximos meses. El desafuero necesita mayoría simple, y esa todavía es posible de conseguir. Con algunos casos bien “marketeados” –y hay algunos que no necesitan ninguna ayuda– Keiko Fujimori puede meter dos o tres accesitarios al Congreso. Con eso basta para generar el efecto esperado, sobre todo si su padre está de regreso en la Diroes o muy lejos en el Japón. La vacancia de Kuczynski es un objetivo político de Keiko Fujimori y no parará hasta lograrlo. La lista de sus 73 congresistas originales y la de sus accesitarios la tiene delante de sus ojos. Sus asesores observan y evalúan con cuidado cada caso. La combinación del accesitario más fiel y el congresista de pasado más escandaloso es la que se mostrará primero. El resto será un dominó. ¿Qué hará la bancada PPK y la de Kenji para evitarlo? No se les debe haber ocurrido nada aún. Con unos avengers desaforados, unos accesitarios fieles y Alberto Fujimori fuera de escena, poco se podrá hacer por salvar al Presidente.