Jorge Barata medita sobre qué hacer. La fecha ésta cerca, 28 de febrero.,Jorge Barata medita sobre qué hacer. La fecha ésta cerca, 28 de febrero. Frente a los fiscales de Brasil - donde es parte de un acuerdo corporativo de delación premiada – y los fiscales del Perú – donde es aspirante a colaborador eficaz – debe contarlo todo, sin omisión alguna . Debe hablar no sólo de las coimas exigidas y entregadas a los políticos que desprecia, sino, debe contar las intimidades del contubernio con los políticos a los que aprecia, con los que hizo amistad en el Perú. Con aquellos que le demostraron sagacidad política y, por tanto, admira. ¿Contarlo todo y salvarse de veinte años de prisión? O, contarlo en parte, arriesgarse y salvar a esas amistades que le auguran, sólo Dios lo sabe, ¿promesas futuras? Si lo cuenta todo, nunca más podrá pisar el Perú, no porque lo espere la justicia sino porque lo esperará la venganza. Si no lo cuenta todo, si su relato tiene vacíos – como los tuvo de inicio – no sólo no logrará ser colaborador eficaz en Perú. Lo pierde todo en Brasil: libertad y patrimonio. Alberto Fujimori sabe que tiene dos frentes jurisdiccionales débiles. En Lima, la aplicación del derecho de gracia sobre el caso Pativilca está bajo escrutinio judicial. El asunto es debatible y por tanto esta fuera de su control. Si la sala penal decide que el derecho de gracia es inaplicable, el fiscal de la causa puede solicitar su detención preventiva y el juez concederla. De otro lado, en la CIDH, la audiencia fijada el 2 de febrero escuchará al Estado indultador y a los deudos de las víctimas que reclaman justicia. Dos o tres semanas después emitirá una resolución, que, si se sigue la jurisprudencia de la Corte, no lo favorecerá en nada. ¿Qué hacer? ¿Esperar en Lima el resultado de estos dos procedimientos y arriesgarse a retornar a la Diroes? ¿Confiar en las garantías de incumplimiento de un gobierno débil? O ¿partir a esperar los resultados desde un país desde el que nunca podrá ser extraditado al Perú? Fujimori es japonés, tiene derechos como ciudadano japonés, pero solo los puede hacer valer con eficacia desde el Japón. Como la experiencia enseña, jamás se logrará una extradición desde ahí. La solución no es la óptima si él pretende seguir administrando una cuota de poder. Si se va, adiós Kenji Presidente, adiós sumisión de Keiko. Si se queda, ¿a la Diroes otra vez? Pedro Pablo Kuczynski pensó que con salvar la vacancia, indultar a Fujimori y recibir la visita del papa tenía su vida política arreglada. Anuncia que con del Mundial de Fútbol y los Panamericanos, tiene aire de más. No contó que todo el Perú veía como pactaba con Kenji Fujimori para salvarse, como el anti fujimorismo que lo había llevado al poder ahora lo repudiaba y como colgarse del papa no le iba a subir un punto la popularidad. Todo es tan falso ya, tan maquillado, que sólo el mismo podría creerse sus mentiras. Apenas Barata suelte más información, apenas se resuelva el futuro del indulto y apenas se reúna el Congreso en marzo, y la moción de vacancia este sobre la mesa, volverá a discutirse su permanencia en el poder. Pero ya no es 21 de diciembre del 2017, en los días del negado indulto. Hoy, con la traición, solo tiene 15 votos en su bancada y 10 de Kenji Fujimori. Los restantes 105 votos lo vacarían con gran entusiasmo. Algunos, porque indultó a quien no debió (y eso incluye a Fuerza Popular) pero la mayoría porque las vinculaciones con Odebrecht mientras era Ministro de Estado serán tan enredadas como inexplicables. El último domingo en Cuarto Poder, el periodista Daniel Yovera explica la emisión de bonos de un tercer contrato (ya no IRSA Sur, ya no Olmos irrigación), sino el de Olmos trasvase, el famoso túnel. La hipótesis es que Gerardo Sepúlveda participa como Westfield el 2004 (empresa unipersonal del Presidente) pero recibe como First Capital el 2006 (empresa de su propiedad), más de un millón de dólares en honorarios por la colocación de 100 millones de dólares en bonos, cuya emisión fue autorizada por Kuczynski mientras era Ministro. ¿Qué hará Kuczynski? ¿Negociar su transición con Martín Vizcarra? O, ¿Pelear en el Congreso hasta el fin? ¿Salir despacio o salir corriendo? Como canta el genio de la salsa, Ruben Blades, “Decisiones, todo cuesta, salgan y hagan sus apuestas ciudadanía”.