Cargando...
Opinión

La persistencia antiprensa del régimen

Ejecutivo plantea ley que limita el ejercicio periodístico en el país.

Ediorial
Ediorial

Desde hace 5 años, la relación entre el poder político y la prensa en el Perú ha transitado por un deterioro acelerado. Cuando los periodistas publicaron investigaciones sobre reuniones clandestinas en Pasaje Sarratea, presiones para ascensos irregulares en las Fuerzas Armadas o las redes de operadores enquistadas en distintas entidades del Estado, la respuesta del castillismo no fue esclarecer los hechos, sino convertir a la prensa en enemigo político. Se instaló la narrativa de que los medios “golpeaban” al Gobierno, no porque existieran evidencias graves, sino porque “defendían intereses”. Ese discurso permitió justificar el cierre de puertas, el cerco comunicacional y el uso de conferencias controladas para evitar preguntas incómodas.

El régimen de Dina Boluarte continuó la misma dinámica. Ante las investigaciones sobre su responsabilidad política en las muertes de las protestas, las inconsistencias sobre relojes, joyas y presuntos regalos, y las denuncias sobre presiones en el Ministerio de Cultura, la estrategia se repitió. El Gobierno respondió con hostilidad mientras se negaba a dar explicaciones claras.

Hoy, el régimen de José Jerí recoge ese legado y lo profundiza mediante instrumentos legales. El proyecto de ley que busca sancionar la difusión de información reservada, sin definir con claridad qué constituye reserva, quién la determina y bajo qué criterios, forma parte de una continuidad antiprensa que se ha venido consolidando desde 2021.

Contrariamente a lo que el oficialismo arguye, no se trata de una medida técnica para proteger investigaciones. En realidad es una respuesta política a la incomodidad que generan las filtraciones, las investigaciones periodísticas y el escrutinio público. En los hechos, sigue abriendo la puerta a la criminalización del trabajo periodístico.

La persistencia del discurso antiprensa del régimen es, en un sentido, una forma de gobernar. Un modelo que busca reducir el escrutinio público y aumentar la discrecionalidad del poder en un contexto de crisis permanente. Es, en esencia, una ruta de autoritarismo progresivo, donde no se cierran medios ni se encarcela periodistas, pero se construye un entorno legal y político que desalienta el periodismo libre. Y, eso, en un periodo electoral, debe ser bien conocido por los peruanos que deberán elegir qué fuentes usar para su discernimiento político.

Lo más visto

Prófugos: el gato y el Cerrón, por Mirko Lauer

LEER MÁS

Del terruqueo al mariconeo, por Rosa María Palacios

LEER MÁS

Ofertas

Lo Más Reciente

Opinión

El hombre que resucitó a García Lorca, por Eduardo González Viaña

La novia de Francisco Bendezú, por Eduardo González Viaña

Un aliado del Sur para el Atlántico Norte: la potencial designación del Perú como aliado “no miembro” de la OTAN , por Óscar Maúrtua de Romaña

Estados Unidos

Elecciones en Nueva York 2025: Zohran Mamdani gana la alcaldía y triunfo le da un fuerte golpe a la era Trump

El 11S el atentado terrorista con más víctimas de la historia: alrededor de 3.000 afectados y cuestionó la seguridad global

Estos son los 5 mejores destinos del mundo para hacer trekking: están en Estados Unidos, España y Perú

Política

Voto digital en el Perú: así será la prueba piloto en las Elecciones 2026

Elecciones 2026: las nuevas caras de los partidos para los próximos comicios

Renovación Popular y Perú Libre no firman el Pacto Ético Electoral, mientras Fuerza Popular es cuestionada por incumplirlo

Deportes

The Strongest vs Nacional Potosí EN VIVO por las semifinales de la Copa Paceña: empatan 0-0 en el primer tiempo

Paolo Guerrero cuestiona constantes cambios de Néstor Gorosito en el once titular de Alianza Lima: "Eso perjudicó un poco"

Presidente de Talleres revela que Federico Girotti quiere jugar en Alianza Lima: "Considera que será el mejor delantero de Perú"