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Opinión

¿Empieza la agonia del libre comercio?, por Mirko Lauer

Para una parte de los dos países que ahora pagarán 25% más no será el fin del mundo. Hay productos que resistirán el alza sin problemas, y sectores sociales que no sentirán el agostadero, intocable del flujo comercial

La idea que empieza a asomar es que hacer negocios con los EEUU va a ser mucho más caro que antes. No aludimos solo a los mayores impuestos en la frontera. También a todas las formas de protección que  Washington va a desarrollar frente a sus clientes, y viceversa. Por lo pronto no estamos en una lucha por dinero, sino sobre todo por poder.

¿Qué harán, donde irán Canadá y México? La respuesta obvia es que hacía acuerdos comerciales con nuevos socios, menos rentables, y esperando a conocer los efectos de la nueva medida, que no todos serán comerciales. Pero dentro de muy poco prácticamente todos los países van a estar en parecida actitud. Vendedores con maletines paseando por el mundo entero, y vendiendo mucho menos en los EEUU.

Uno de los efectos no comerciales de la nueva situación va a ser un disgusto con el país de Donald Trump, que puede ir creciendo con el tiempo. Una primera etapa va a ser la explicación económica de lo que está empezando a suceder. En Canadá, 90% de la población vive centro de los 100 kilómetros frontera adentro, se dice. Así, la cosa inevitablemente va a tener los visos de un divorcio.

En caso mexicano es diferente. México ha vivido una bonanza directamente ligada a su participación en el tratado de libre comercio con EEUU (NAFTA, su sigla en inglés). La nueva situación tendrá visos de castigo, por llenar los EEUU de droga y de inmigrantes ilegales que supuestamente quitan puestos de trabajo a los estadounidenses.

Para una parte de los dos países que ahora pagarán 25% más no será el fin del mundo. Hay productos que resistirán el alza sin problemas, y sectores sociales que no sentirán el agostadero, intocable del flujo comercial. Pero no habrá problema interno que no se remita a las decisiones de Trump en enero. Mucho tendrá que ver la marcha a la economía fuera de los EEUU.

La primera prueba ácida del gambito arancelario de Trump será la respuesta de la Unión Europea cuando la cosa llegue, que será muy pronto. La segunda prueba será si hay una eclosión de nuevos tratados de libre comercio. La tercera será el ritmo al que empezarán a darse las excepciones frente a Canadá y México, impulsadas por las rebeliones de importadores de los EEUU.