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Opinión

Ayacucho, 200 años

Es una celebración continental que unió los destinos de América.

larepublica.pe
EDITORIAL

Hoy se celebra en la Pampa de la Quinua el Bicentenario de la Batalla de Ayacucho. Es una ocasión especial y única. Un punto de reflexión sobre lo avanzado en el continente en materia de libertades y derechos. Un recordatorio de la estrecha colaboración de los libertadores provenientes de todos los confines de América y de otras latitudes también.

Porque el compromiso con la independencia del yugo español fue una tarea común en la que se hermanaron para siempre nuestros destinos. En Ayacucho se concretó la promesa de Simón Bolívar, José de San Martín, Antonio José de Sucre, William Miller, y tantos otros héroes de Argentina, Colombia, Chile, Ecuador, Venezuela, Inglaterra, entre otros países, que se sumaron a la gesta de la libertad.

Ayacucho coronó el esfuerzo con una victoria impensable pero contundente. Los ejércitos realistas fueron derrotados en toda la línea y la Corona española reconoció que su tiempo en América había terminado. Aún resuena en la Pampa de la Quinua el estruendo de la voz de José María Córdova, el León de Ayacucho, y su frase para la posteridad: “¡División! ¡Armas a discreción! ¡De frente! ¡Paso de vencedores!”, con la que se produce el ataque final al destacamento de Monet, que define la victoria.

O la arenga de Sucre al inicio de la batalla, compartiendo con los soldados independentistas el significado de Ayacucho para el conjunto de países americanos. “¡Soldados, de los esfuerzos de hoy depende la suerte de América del Sur; otro día de gloria va a coronar vuestra admirable constancia!”.

Esta jornada será histórica, no por la presencia o no de autoridades actuales, sino por el recuerdo del valor y la entrega con que actuaron los libertadores, y por la memoria de los pueblos que reconocieron en Ayacucho el fin de una era y el inicio de los nuevos tiempos, recios y retadores, pero bajo los símbolos de la patria y la bandera del nuevo Perú.

Doscientos años después de esa página de gloria, reconozcamos nuevamente la trascendencia de Ayacucho y su significado. Y honremos su legado.