Las Zonas Económicas Especiales (ZEE) en Perú se perfilan como una herramienta crucial para promover el crecimiento económico, impulsar la industria y atraer inversión privada. Estas áreas cuentan con normativas tributarias y aduaneras flexibles que otorgan importantes beneficios, como la exoneración de impuestos y facilidades para la entrada y salida de mercancías. Actualmente, el país cuenta con cuatro ZEE en funcionamiento: Zofratacna, ZED Paita, ZED Ilo y ZED Matarani. Estas áreas han demostrado tener un impacto positivo en la competitividad regional, pues departamentos como Moquegua, Tacna y Arequipa han mejorado su desempeño económico. Sin embargo, estos avances no han sido suficientes para aprovechar plenamente los beneficios que las ZEE pueden ofrecer.
Entre los incentivos más atractivos están la exoneración del Impuesto a la Renta, el IGV y otros tributos, así como la posibilidad de mantener mercancías indefinidamente dentro de la ZEE. Estos beneficios buscan captar la atención de inversionistas nacionales y extranjeros. Sin embargo, para que una ZEE logre su propósito, requiere más que incentivos fiscales.
Uno de los grandes desafíos es la falta de infraestructura adecuada y el acceso a servicios básicos. Para que una ZEE funcione de manera óptima, es esencial contar con una red de transporte eficiente que facilite el flujo de mercancías y servicios. En regiones donde estas condiciones no se cumplen, las ZEE se ven limitadas en su capacidad para atraer inversiones y promover el crecimiento económico.
Otro problema crucial es la falta de mano de obra calificada. Las empresas que operan en las ZEE requieren personal capacitado para cumplir con los altos estándares de competitividad internacional. Sin embargo, en muchas de las regiones donde se encuentran las ZEE, la oferta de profesionales con las habilidades necesarias es limitada, lo que dificulta el desarrollo de la industria local y reduce el atractivo para los inversionistas extranjeros.
A esto se suma la carencia de proveedores locales e industrias complementarias. Las ZEE pueden ser herramientas poderosas para la creación de cadenas de valor y clústeres industriales, pero si no hay una base industrial sólida en las áreas circundantes, las empresas que operan en las ZEE tienen que depender de proveedores externos, lo que aumenta los costos y reduce la eficiencia.
Recientemente, se han presentado cinco proyectos de ley en el Congreso para la creación de una nueva ZEE en el Puerto de Chancay, lo que ha generado expectativas sobre los beneficios que podría traer esta iniciativa al desarrollo económico de la región. Sin embargo, para que este tipo de proyectos tenga éxito, es necesario aprender de las experiencias previas y abordar los problemas estructurales que afectan a las ZEE existentes.
De acuerdo con el Banco Mundial, la viabilidad a largo plazo de las ZEE dependerá en gran medida de su integración con la economía nacional y de la creación de cadenas de valor locales. Asimismo, es fundamental simplificar los procesos administrativos, mejorar la conectividad y ofrecer servicios complementarios de alta calidad.
El reto para el Perú es claro: aprovechar al máximo las oportunidades que ofrecen las Zonas Económicas Especiales requiere una visión estratégica a largo plazo que implique inversión en infraestructura, capacitación de la mano de obra y un enfoque decidido en la integración de las ZEE con el resto del país. Solo así podrán cumplir con el objetivo de ser verdaderos motores de desarrollo económico. La tarea está clara.