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Opinión

Miguel Grau, ejemplo de honor y compromiso democrático

El peruano más ilustre murió en el combate de Angamos un 8 de octubre de 1879.

larepublica.pe
EDITORIAL

Un lacónico cable publicado en un diario local el 9 de octubre de 1879 trajo la noticia: un telegrama oficial recibido de Arica, al mediodía de hoy, anuncia la probabilidad de que haya sucumbido el Huáscar en un combate con los blindados chilenos. El despacho al que nos referimos comunica que el 8 de octubre combatió con el Blanco Encalada y el Lord Cochrane en Mejillones, y aunque solo agrega que es posible la pérdida del Huáscar, debemos estar preparados para lo peor y darla como realizada.

Un combate reñido e inevitable entre un pequeño buque armado de solo dos cañones y protegido apenas por un blindaje de dos y media a cuatro pulgadas, y dos poderosos navíos de seis cañones cada uno y con un blindaje de más de nueve pulgadas, debía fatalmente tener un fin siniestro para el primero. Tal es la verdad; no nos forjemos ilusiones. Demos por perdido al Huáscar, y venzamos nuestra natural congoja para sacar fuerza de nuestra misma flaqueza. En las horas de adversidad se prueban los espíritus, y los más fuertes triunfan de la adversidad y se sobreponen. Así se informaba al país del paso de Miguel Grau a la inmortalidad.

El historiador peruano Jorge Basadre dijo de él: “Miguel Grau Seminario fue un hombre comprometido con su tiempo, con su país y sus valores. Fue honesto y leal con sus principios, defendió el orden constitucional y fue enemigo de las dictaduras”.

Cuando se suceden las hostilidades fronterizas entre Chile y el Perú, Miguel Grau no duda un instante en pedir licencia en el Congreso para reasumir en 1879 el mando del Huáscar.

A lo largo del conflicto, Grau destacó por su audacia y arrojo, pero sobre todo por ser un estratega militar. Durante cinco meses, la escuadra enemiga no pudo con Grau y su viejo monitor. Dando tenaz batalla, siempre destacó por su caballerosidad ante el enemigo rendido.

En la bitácora del Huáscar, Grau escribió: Os puedo asegurar que si el Huáscar no regresara victorioso, yo tampoco he de regresar. Esta profecía se cumplió el 8 de octubre de 1879 en el combate naval de Angamos. La captura del Huáscar por la escuadra chilena fue decisiva para el dominio del teatro marítimo y marcó el fin de la campaña naval de la guerra del Pacífico. Y el inicio de la leyenda. ¡Gloria a Grau!