Ya no es proyecto, sino cruda realidad, la construcción de un puerto gigante y moderno en Chancay, ahora en sus tramos finales. El distrito de Chancay está ubicado en la costa de la provincia de Huaral, perteneciente al departamento de Lima. Este puerto de Chancay se encuentra a 75 km al norte de la ciudad de Lima, actualmente en plena modernización, lo que concita interés nacional y continental. Tiene pretensiones comerciales altas y convertirse en la “Shangai” de América.
¿Quiénes sustentan esta obra? Los países China y Perú son responsables y sustentan la obra, utilizando capitales privados y estatales. La empresa estatal china Cosco Shipping Ports Limited (60% de las acciones) y Volcan, Compañía Minera, con sede en Perú (40% de las acciones), se han encargado de la construcción y planificación urbana. Informan que la inauguración de las operaciones comerciales del gigante puerto Chancay será en el mes de noviembre.
La presencia de China en esta obra ejecutada en la costa del pacífico de Perú expresa razones profundas, semiocultas, de un país asiático que pisa América para ganar espacio y poder. Obviamente, los Estados Unidos deben estar más que preocupados por haber descuidado esta acción de penetración, de su principal competidor en el planeta. Perú resulta pequeño ante la fuerza de estas dos potencias.
Ciertamente, existen varios aspectos inmersos en la creación y funcionamiento del megapuerto de Chancay. Uno de ellos es el comercial. Se tiene previsto el embarque y desembarque de grandes cantidades de mercadería a través del mar del Pacífico de diferentes países. La actividad comercial se incrementará bastante, generando miles de puestos de trabajo por acción directa y otro tanto en actividades relacionadas a la presencia de los productos.
Con lo anterior se ponen en marcha los procesos económicos, pues se producen, distribuyen y consumen bienes y servicios, generando riqueza. Perú y China aumentan la importación y exportación de sus productos, movilizando y enriqueciendo a las empresas de cada país. Habrá más riqueza, pero su distribución resultará desigual si se trata de países regidos por sistemas socioeconómicos distintos.
Advertimos, luego, que la realización de esta obra encierra razones políticas, las cuales se hacen más llamativas en un planeta agitado, contaminado y amenazado en momentos que parece comienza nueva era. No hay paz ni tranquilidad. Países poderosos buscan conseguir aliados en medio de discrepancias. En América, Europa y Asia hay discrepancias, Así asomó un país poderoso que hace el megapuerto, llamando la atención y generando especulaciones políticas.
También encontramos en la esencia de las razones que explican este desplazamiento hacia América, estrategias de afianzamiento bélico, para estar cerca por aire, mar y tierra. Se completan las razones principales en esta obra, pues hay competencia “sana”, que es comercial, económica, política, cultural y bélica. Preocupa a la humanidad, las armas y aparatos sofisticados y destructivos que tienen las potencias.
El megapuerto de Chancay podría ser útil para afianzar la hegemonía en el planeta y Permitir transparentar intereses de los países e instituciones involucradas. Sucederán varias cosas. Aparecerán cambios culturales (por ejemplo, aprender chino mandarín junto con inglés), resolver temas jurídicos que se crean, habrá dominio comercial de Chancay sobre los otros puertos (incluyendo Callao) y actuarán facilitadores del Estado, quienes gozarán de viajes a China. Todo esto y mucho más, veremos en el escenario de Chancay, que puede convertirse en zona de libre comercio de América Latina.