Perú es uno de los centros de origen de la papa y alberga una impresionante diversidad de más de 3.000 variedades. Si bien en el país se cultivan siete especies de papa, se cuenta con un universo de 225 especies silvestres documentadas.
La papa, el “tubérculo humilde” que se propagó desde su cuna andina a través de seis continentes, y ha conjurado el hambre en el mundo, alimentó el desarrollo económico y modificó el curso de la historia mundial; ha evolucionado de ser un tesoro enterrado, a convertirse en una joya milenaria de valor alimentario incalculable. Las papas son el cuarto alimento más cultivado del mundo solo después del trigo, el maíz y el arroz: 1,4 mil millones de personas alrededor del mundo consumen papa como alimento básico y la producción total del cultivo sobrepasa los 300 millones de toneladas métricas.
Por iniciativa del Gobierno del Perú, y con el apoyo de 68 países, el 30 de mayo ha sido declarado el Día Mundial de la Papa por la Organización de Naciones Unidas - ONU. La declaración busca aumentar la conciencia global sobre la importancia nutricional de la papa como cultivo esencial para la seguridad alimentaria mundial, celebrar su diversidad, promover su producción sostenible y resaltar su papel en las economías rurales.
La papa es esencial para la seguridad alimentaria por su capacidad para proporcionar nutrientes esenciales, como carbohidratos, vitamina C, potasio y fibra dietética, y su potencial para ser cultivada en diversos entornos agroecológicos, haciéndola un cultivo adaptable y resistente.
Su primera edición tendrá lugar esta semana y se espera que a partir de este 30 de mayo se proporcione una plataforma para compartir conocimientos, fomentar la investigación y la innovación en el cultivo de papa, y promover políticas que permitan mejorar el acceso a tecnologías agrícolas y semillas de alta calidad, fortalecer los esfuerzos para conservar la diversidad genética —crucial para su resistencia a plagas y enfermedades— y su adaptación a condiciones climáticas cambiantes.
Perú es el primer productor de papa en América Latina, y este cultivo es fundamental para la economía rural del país. Actualmente, más de 700.000 agricultores familiares dependen de su producción, la cual genera unos 27 millones de jornales al año, de acuerdo con datos del Midagri. La diversidad de variedades permite una adaptación a diversas condiciones climáticas y altitudes. La gastronomía peruana ha elevado la papa a un estatus casi mítico, con platos emblemáticos como la papa a la huancaína y la causa limeña, que destacan su versatilidad y sabor.
PUEDES VER: Demeritocracia, por Diego Pomareda
La papa no solo es un pilar de la agricultura peruana, sino que también tiene una profunda importancia histórica y cultural. Los antiguos hombres andinos domesticaron la papa hace más de 8,000 años en los alrededores del lago Titicaca, y, desde entonces, ha sido una parte integral de su dieta y cultura.
En actualidad, expresiones populares como “papear”, que significa alimentarse o “es más peruano que la papa”, expresión usada para realzar el nivel de peruanidad de alguien o algo, reflejan el profundo arraigo cultural de la papa en el imaginario colectivo del país. Asimismo, la papa es celebrada y hace parte de festividades y rituales, y su cultivo y conservación son parte del legado ancestral que los agricultores peruanos han preservado y transmitido a lo largo de generaciones.
La papa es, sin duda, una joya milenaria en la herencia cultural peruana. Es tarea fundamental dar sostenibilidad a la papa. La pérdida de glaciares, las sequías prolongadas e inundaciones —producto del cambio climático, y la creciente degradación de suelos, entre otros factores—, han afectado su producción, con consecuencias socioeconómicas serias para la agricultura familiar en diversas zonas del país. Productores y productoras de subsistencia, en situación de pobreza y pobreza extrema, que ven afectado no solo su ingreso, sino también su propia seguridad alimentaria.
Algunas recomendaciones para maximizar el potencial de la papa como recurso estratégico, que deben apalancarse en políticas integrales y sostenibles:
1. Fomento de la investigación y desarrollo: Invertir en investigación para conservar y/o desarrollar variedades de papa resistentes a plagas y enfermedades, adaptadas al cambio climático, y que tengan alto valor nutricional, así como en las tecnologías de producción, beneficio y transformación. Es importante atender el desarrollo de la mecanización agrícola, la escasez de mano obra, el envejecimiento y feminización del campo.
2. Apoyo a los agricultores: Proveer acceso a tecnologías agrícolas innovadoras, insumos de calidad y capacitación en prácticas sostenibles. Esto ayudará a aumentar la productividad y la sostenibilidad del cultivo.
3. Conservación y uso sostenible de la biodiversidad: implementar programas de conservación in situ y ex situ para proteger la diversidad genética de la papa, que es un activo importante para el Perú y el mundo. La diversidad es clave para la resiliencia del cultivo ante cambios climáticos y desafíos fitosanitarios.
4. Promoción del consumo: Desarrollar campañas educativas para fomentar el consumo de papa en todas sus formas, destacando sus beneficios nutricionales y su importancia cultural. Esto puede incluir la inclusión de la papa en programas de alimentación escolar y comunitaria.
5. Desarrollo de mercados y cadenas de valor: Facilitar el acceso de los agricultores familiares a los mercados locales e internacionales, promoviendo productos derivados de la papa y con agregación de valor. Esto incluye el apoyo a emprendimientos y cooperativas que trabajen con productos de papa.
Finalmente, la papa ha recorrido un largo camino desde los Andes hasta convertirse en un cultivo de importancia global. La declaración del Día Mundial de la Papa es un paso fundamental para su reconocimiento internacional. Perú, como guardián de esta herencia, tiene un papel crucial en la conservación y promoción de la papa. Con políticas adecuadas y un enfoque sostenible, la papa puede seguir siendo una verdadera joya milenaria y garantía alimentaria para las generaciones presentes y futuras.
*Mariana Escobar Arango es representante de la organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (fao) en el Perú.