Una ciudadanía empoderada y vigilante, consciente de las principales problemáticas que afectan a su comunidad, es clave para lograr una gobernanza efectiva que haga posibles los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En este marco, una prensa libre e independiente cumple un rol fundamental, pues brinda información útil para involucrarse en los asuntos públicos e incidir en ellos.
Un día como hoy, el 3 de mayo de 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas instituyó el Día Mundial de la Libertad de Prensa. En esta fecha, recordamos que la libertad de prensa es un derecho fundamental, pues permite a la ciudadanía participar de la vida política de su comunidad de manera informada, en igualdad de condiciones y con la pluralidad necesaria para formarse una opinión propia. Además, permite que este intercambio de ideas se convierta en una forma de control público, a fin de que las autoridades respondan a las demandas de la población.
El libre ejercicio del periodismo es indispensable para una gobernanza democrática basada en el control ascendente, aquel en que la soberanía de una nación reside en su ciudadanía. Contar con información de calidad y plural es tan importante como contar con acceso a la educación. Ambas herramientas son las que permiten que la ciudadanía pueda participar en los asuntos públicos. Sin embargo, existen grandes obstáculos para alcanzar esta meta.
La proliferación de la desinformación y la polarización política dificultan el acceso ciudadano a información veraz y socavan la confianza en las instituciones. Los medios de comunicación tienen la gran responsabilidad de ofrecer información verificada y es deber de las autoridades garantizar que los medios puedan ejercer su labor con plena libertad y garantías de seguridad.
De acuerdo con el Barómetro de Reporteros Sin Fronteras, durante el año 2023, 49 periodistas o colaboradores de medios fueron asesinados y 396 fueron detenidos en el ejercicio de su labor en todo el mundo. En lo que va de este año, ya hay dos casos de periodistas asesinados y más de 500 periodistas o colaboradores de medios han sufrido detención.
En el Perú, el ejercicio periodístico no es ajeno a esta situación. En el 2023, se produjeron 352 ataques a periodistas y medios de comunicación, según el reporte de la Oficina de Derechos Humanos del Periodista de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP). Se trata de la mayor cifra registrada por esta institución en lo que va del presente siglo.
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Si bien la mayoría de estos casos se concentra en Lima, en las diferentes regiones del Perú las y los periodistas se enfrentan a peligros considerables, como son economías ilegales que contaminan las fuentes de agua, deforestan la Amazonía y violan los derechos humanos de la población más vulnerable. En estos contextos, la libertad de prensa permite dar voz a quienes sufren estos flagelos y advertir sobre las irreversibles consecuencias que pueden generar.
En el entorno digital, podemos ver cómo las redes sociales se han convertido en un espacio de violencia y acoso constante contra las mujeres y hombres de prensa, con un fuerte factor de género. Un análisis realizado por eMonitor+, herramienta digital desarrollada por el PNUD para identificar discursos de odio en redes sociales, da cuenta de que, entre el 1 de febrero y el 14 de abril de 2024, de las más de 1.300 publicaciones con comunicación tóxica analizadas, el 33,4% se dirigieron específicamente hacia periodistas, sobre todo mujeres, con discursos que buscan deslegitimar sus opiniones sobre temas de interés público y con adjetivos que aluden a su físico o su personalidad.
La prensa en el Perú se enfrenta a amenazas desde frentes muy diversos, como iniciativas legales que limitan su trabajo o presiones para que revelen sus fuentes. Esto ha sido advertido por instituciones nacionales como el Consejo de la Prensa Peruana (CPP) y el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS), o internacionales como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Esta situación ha hecho que el Perú descienda en diversos índices, como el de Chapultepec y el de Reporteros Sin Fronteras, que miden el nivel de libertad de expresión y de prensa.
El Día de la Libertad de Prensa existe para recordarnos que cada vez que vemos o escuchamos un producto periodístico con alto valor informativo estamos accediendo a algo más que contenido, pues se trata de la herramienta que nos permite comprender nuestro entorno y participar de él de manera informada. Valorar el trabajo de las y los periodistas, así como hacerlo respetar frente a quienes pretenden censurarlo, es parte del compromiso democrático que concierne a toda la ciudadanía.
La libertad de prensa es un derecho de la ciudadanía y un requisito indispensable para vivir en democracia, pues nos permite interpelar al poder con la verdad, combatir la desinformación y los discursos de odio que debilitan la acción colectiva. En palabras del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, “la libertad de prensa es la base de la democracia y la justicia. Toda nuestra libertad depende de la libertad de prensa”.
* Bettina Woll es la representante residente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en Perú.