En las preguntas Ipsos 25% cree que el Apra volverá al Congreso, y 14% que volverá a ganar la presidencia, “cuando tenga un buen candidato”. No significa que los consultados están a favor de esos desenlaces. Simplemente les parecen posibles. Pero para un Apra que muchos declaran al filo de la desaparición, ya es bastante. Además, nadie piensa que esos son hoy los porcentajes de simpatizantes apristas en la población.
Aún así, ese 39% en conjunto es la mejor noticia para el partido en mucho tiempo, si bien es una primicia algo compartida, pues habla de posibilidades para los partidos establecidos. Si Acción Popular no estuviera tan lleno de inexpulsables malandrines parlamentarios, su situación sería parecida. Similares cifras hipotéticas podría tener el PPC.
Intriga la expresión “un buen candidato”, que está cargada de consideraciones. Pone de lado a los dirigentes de cierta edad que circulan por la TV o los tribunales, como abogados. Aparta a los que ya se han declarado precandidatos. Trae implícito que el buen candidato será una figura nueva, desconocida, incluso relativamente joven.
Pero “un buen candidato” nos está diciendo que los que están en vitrina no lo son (esto lo opina Ipsos). No hay mucho tiempo para construir un candidato así, sobre todo en una agrupación con fuertes pugnas intestinas. Antes que buen candidato, esa persona tendría que ser buena negociadora y componedora de situaciones. Quizás tenga que ser la misma persona, sino una de fuera y otra de dentro.
El Apra en su historia ha ofrecido al electorado grandes talentos políticos, como Víctor Raúl Haya o Alan García. Si no logra sacarse un tercero de la manga, entonces tendrá que jugarse a la calidad de sus propuestas, y de sus recursos intelectuales y económicos. Falta saber si García se habrá vuelto un activo o un pasivo electoral para entonces, en cualquiera de los casos será una carta decisiva.
Lo de la superación de la valla al Congreso parece posible, lo de la presidencia no tanto. Pero entre un antifujimorismo que sigue allí, ahora con nuevas razones, y una izquierda que no parece lograr sacudirse de la fugaz era Castillo, puede haber sitio para una marca política muy conocida, que hizo un gobierno razonable entre el 2006 y el 2011, con mínimo de acusaciones, siempre comparando.