Millones de argentinos salieron a las calles esta semana en protesta contra las políticas de recorte presupuestal de Milei hacia la universidad pública. En Perú, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la primera en producción científica en el país se ha declarado en emergencia por los recortes presupuestales por “medidas de austeridad”.
Las medidas de austeridad las dictan todos los gobiernos casi todos los años, pero no incluyen a las universidades, pues estas políticas de austeridad atentan contra la posibilidad de incrementar la oferta docente y de investigadores, indispensables para cumplir con sus funciones.
PUEDES VER: Sunedu: ¿en qué universidades nacionales puedes estudiar 'gratis' o con un solo pago anual?
Sin embargo, en medio de este recorte presupuestal a la universidad pública, se ha promulgado por insistencia del Congreso (que no tiene iniciativa de gasto) y con beneplácito del Ejecutivo, la creación de 4 nuevas universidades públicas y hay 50 proyectos en curso. Si esto, en teoría no irrogará mayor gasto al Estado, implica que estas nuevas instituciones les quitarán presupuesto a las universidades públicas ya existentes.
Debemos recordar que si queremos ampliar la cobertura es mucho mejor con filiales de las ya existentes. No solo por el prestigio que tendrían sus egresados y docentes, aprovechar los convenios, movilidad de los estudiantes y docentes y que al final contribuyen a hacer más grandes a nuestras universidades públicas. O creen ustedes que un potencial estudiante de la nueva universidad en Carabaya (provincia de aproximadamente 73 mil personas) no preferirá ser egresado de una filial en Carabaya de San Marcos, la UNI o la Agraria .
Destruir, aletargar o ahogar a las universidades es necesario para regímenes autoritarios, pues son la cuna de los movimientos universitarios que velan por lo institucional y la defensa de lo público, aportando al cambio a través del debate público, la presencia en las calles, las expresiones artísticas y la generación de conocimiento.
Lamentablemente Perú no es Argentina, los movimientos masivos en defensa de la universidad no existen, el aletargamiento y pasividad ha sido la norma postpandemia. Toda vez que un grupo importantes de universidades públicas fueron las que dieron el soporte a las universidades no licenciadas que estuvieron detrás de la hoy llamada contrarreforma universitaria.
Una parte del movimiento estudiantil ha estado más preocupado en lograr prórrogas para el bachillerato automático que en buscar mejoras en la calidad de la enseñanza, así como algunos docentes en extender el tiempo de jubilación hasta el infinito que en lograr más plazas para atraer nuevo talento a la universidad pública. La capacidad de gestión universitaria tampoco ha ayudado, solo en 2023 dejaron de ejecutar más de 800 millones de soles del presupuesto asignado (14,4% de 5730 millones).
La suma de intereses por el bien personal sobre el bien común nos va a pasar factura, mientras vemos que tres universidades privadas tienen más estudiantes que todas las universidades públicas juntas, que el presupuesto exiguo hoy será menor cuando las nuevas universidades empiecen a canibalizar el presupuesto de las antiguas.
Para cambiar esto, el movimiento universitario debe resucitar con plataformas de lucha que busquen la calidad y no solo menos requisitos para egresar.
Lima, 1981. Director de Investigación de la Universidad Científica del Sur. Médico sanfernandino, investigador RENACYT, docente universitario, editor científico, acuarófilo, papá gatuno y compañero de vida de Daniel. Cuenta con más de 100 publicaciones científicas en Scopus, miembro del Comité de SciELO Perú.