La primera vez que Dina Boluarte usó un reloj Rolex en público fue el 5 de junio del 2023. Sucedió 5 días después de su cumpleaños, fecha en la que el tres veces electo gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, concurrió a la prestigiosa Casa Banchero para adquirirlo. Es de oro rosado, una preciosidad con brillantes, digno de la muñeca de una mujer presidente. Presuroso, el wayki se trasladó a saludar a la cumpleañera y entregarle el presente a Palacio a las cuatro de la tarde, como quedó registrado. El abogado de Oscorima, para sintonizar con la declaración presidencial (postergada por tres semanas de suspenso y correrías), ha dicho que era un regalo, pero que ella no lo quiso aceptar. Sin embargo, Oscorima terció —siempre en este relato— pidiéndole que lo considerara un préstamo, que lo usara y que luego se lo devolviera.
No deja de ser significativa la fecha y el evento elegido para el debut Rolex. Se celebraba una conmemoración de gran relevancia histórica y castrense: el Día de la Respuesta y el Honor Nacional. Hace 143 años, el héroe Francisco Bolognesi responde al pedido de rendición que le hace la oficialidad chilena. Se quedaban a defender su posición hasta quemar el último cartucho. Abandonados por la política y por un Estado ausente, un grupo de soldados aislados ya de todo auxilio sabían perfectamente que iban a morir y enfrentaron con honor al enemigo para entrar a una de las páginas más gloriosas de la historia del Perú. ¿Pudieron haberse rendido y terminar como prisioneros del invasor salvando sus vidas? Sí. Entonces, ¿querían morir? Por supuesto que no. Lo que no querían es que alguna vez la historia los recuerde como unos cobardes o unos traidores.
Respuesta y honor. Ese Rolex brillando en la cara de los asistentes el pasado junio es un insulto tan grande al honor como la ausencia de respuesta verosímil de Dina Boluarte luego de decir, tres semanas antes, que se trataba de una joya de antaño, producto de su esfuerzo laboral. Todos sabemos que ella no tiene las habilidades ni competencias mínimas para gobernar el Perú. Pero se esperaba que al menos fuese honesta, por contraposición a Pedro Castillo y Vladimir Cerrón, sus padrinos políticos, uno en prisión preventiva y el otro prófugo de la justicia. Gran error. No lo es, ¿o acaso alguien puede creer que un funcionario público —al que le acaban de transferir 100 millones de soles para un estadio que costaba 15 millones— va por la vida comprando relojes Rolex de mujer para andarlos prestando? ¿Alguien puede creer en un préstamo, sin fecha de término, que se agota en el instante en que el uso es descubierto? ¿Cree la presidente que puede marear a la población con sus modestas joyitas de fantasía cuando sí aceptó —en otro préstamo— una pulsera Bangle de oro, también de la Casa Banchero, y por lo menos dos relojes Rolex más?
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El caso Rolex, que incluye un incremento patrimonial notable en dos años y 11 cuentas bancarias, sobre los que la presidente tiene mucho que explicar, arruina los planes del pacto de facto. Hasta ahora, la alianza que incluye a todos los partidos en el Parlamento tenía un punto único de consenso: durar. La Constitución ata los destinos del Ejecutivo y Legislativo porque, si Dina se va, se van todos a elecciones generales. Si todos se quedan, el plan congresal se ejecuta tal como ha venido sucediendo. ¿Qué trae este plan? Lo primero, en contubernio con el Tribunal Constitucional, es destruir el equilibrio de poderes. Esto ya está realizado. El último clavo en el ataúd de la institución presidencial ha venido de contrabando en un habeas corpus infundado que perdió Pedro Castillo. El TC ha aprovechado para resolver una no solicitada controversia sobre la vacancia por incapacidad moral permanente, introduciendo una revocatoria del mandato presidencial para la que solo bastan 87 votos, en un cámara, por razones “ideológicas o culturales”. Es decir, el presidente es un muñeco de paja. Si además se ha eliminado la cuestión de confianza, tanto la voluntaria como la obligatoria, los presidentes seguirán cayendo como palitroques.
Lo segundo en el plan es servir a todas las economías criminales. ¿Puede causar sorpresa la última voladura de torres de alta tensión en Pataz? Ninguna. 78 congresistas derogaron hace unos días el control policial de dinamita en manos de la minería ilegal. ¿Tala ilegal? Bendecida por una ley que se promulgó al apuro desesperado cuando no se habían votado las reconsideraciones y que, en resumen, hace borrón y cuenta nueva de todo lo talado ilegalmente en el pasado para que no se arruinen las exportaciones a la Unión Europea. ¿Importa que esas mafias maten defensores de la Amazonía? Nada. ¿Educación bamba? Ahí tienen el desmantelamiento de la Sunedu. ¿Profesores jalados a las aulas? Les acaban de aprobar su regreso destruyendo la meritocracia para así cumplir el sueño de Pedro Castillo. ¿Legalización de taxis colectivos? También vienen. Hasta el hidrógeno gris lo quieren hacer pasar por hidrógeno verde y una supuesta ley antiusura ha condenado a millones a ser excluidos del sistema formal financiero sin más alternativa que la usura y la extorsión. Ese es nuestro Congreso y están muy satisfechos con su obra y su 8% de aprobación popular.
Pero decía que el caso Rolex arruina este paraíso de poderes omnipotentes. Hay una nube gris en el frente. Como bien se sabe, en América Latina se tolera al presidente asesino, pero no se tolera al presidente ladrón. Desde Pinochet hasta Fujimori. Los 50 muertos de Boluarte y Otárola se los carga al hombro el Congreso y buena parte de Lima con el cuento de que todos eran terroristas. Pero ¿van a cargar en las elecciones del 2026 con los Rolex de Dina? ¿Creen los 10 partidos que están hoy en el Congreso que el teatro de hacerse los críticos convence a alguien? No hay forma de sobrevivir a este tsunami. Los 16 partidos con inscripción que están fuera del Congreso ya se dieron cuenta y van a jugar a ser oposición y oposición fuerte. Desde el APRA o Libertad Popular pasando por el Frente de la Esperanza hasta el PRIN. Ese espacio ¿lo van a perder Fuerza Popular, APP y Renovación, que apuestan a las elecciones del 2026? Si siguen sosteniendo a Dina por la “institucionalidad democrática” como han alegado en esta semana de voto de investidura y rechazo a la vacancia, no van ni a pasar la valla el 2026. ¿Vale la pena el sacrificio? No, no lo vale. ¿Qué hacer? ¿Cómo deshacerse de Dina sin ir a elecciones adelantadas? Pues solo les queda usar un truco que ya han usado en la cuestión de confianza. Van a interpretar la Constitución (por ley) para alegar que cuando cae toda la sucesión presidencial, se convoca a elecciones de “inmediato”, pero estas se realizan al término del mandato regular del Parlamento. Así, pueden vacar a Dina con alivio. Esperar hasta el 28 de julio del 2025, con tanto Rolex encima, es mucho peso.
Ni honor ni respuesta. Dina Boluarte se ha ganado a pulso su lugar en esta historia.