(*) Profesor Centrum PUCP.
En mi columna Oikonomía del 15 de enero, señalaba que la inteligencia artificial (IA) sea quizás la herramienta tecnológica más popular en la discusión actual sobre desarrollo tecnológico, mencionaba que decisiones sobre esta podrían tener implicancias sobre importantes variables económicas como la productividad y la concentración de los mercados. Esta vez trataré sobre las implicancias de la IA sobre un tema aparentemente desconectado como la distribución del ingreso. Haré una breve aproximación al respecto.
Pero ¿qué es la inteligencia artificial (IA)? Es la combinación de algoritmos planteados con el propósito de crear máquinas que presenten las mismas capacidades que el ser humano. Hasta hace algún tiempo era una tecnología que todavía nos resultaba lejana y misteriosa, pero que desde hace tiempo está presente en nuestro día a día 24/7 todo el año.
¿Y qué implicancias podría tener la IA en el aumento de la desigualdad de ingresos entre trabajadores en las últimas décadas? Hay importante literatura que refiere que las computadoras y diferentes tecnologías de la información habrían fomentado una mayor desigualdad de ingresos, con la automatización de trabajos regulares de ingreso medio; de paso esto facilitó pugnas al interior de trabajadores con ingreso alto y bajo. El director ejecutivo y el conserje siguen en sus chambas, pero varios oficinistas fueron sustituidos por computadoras (autor, Levy y Murnane, 2003). Miremos los efectos de la IA en dos escenarios.
IA y una mayor desigualdad de ingresos. Los tecnólogos están en la búsqueda de eficiencia y de reemplazar mano de obra, lo que reduce los salarios. Adicionalmente, la IA generativa empieza a producir palabras, imágenes y sonidos, actividades que antes se consideraban no rutinarias e incluso creativas; al interrelacionarse las máquinas con los clientes se generarían los contenidos de campañas de marketing … las recientes huelgas de guionistas y actores en Estados Unidos, quienes exigían que los estudios limitaran el uso de la IA, son un avant premiere del porvenir.
No se trata de un futuro de desempleo masivo. Pero si de mayor desigualdad, a medida que la IA sustituye los empleos con salarios altos, son más los empleados que se ven relegados a trabajos de servicios mal pagados en los que la presencia humana tiene un valor intrínseco, pero la paga es tan baja que las empresas no pueden justificar el costo de inversión tecnológica para reemplazarlos. En este escenario, la desigualdad de ingresos aumenta a medida que el mercado de trabajo se polariza, entre una pequeña élite competitiva y una gran subclase de trabajadores de servicios mal pagados.
¿Es posible una menor desigualdad con IA? Una IA, teniendo su principal impacto en la fuerza laboral para ayudar a los trabajadores con menos experiencia o menos expertos a realizar mejor sus trabajos. Un estudio con 5.000 trabajadores en empleos complejos de atención al cliente en un call center reveló que, entre los trabajadores que contaban con el apoyo de un asistente de IA, los menos cualificados o más novatos fueron los que más aumentaron su productividad (Brynjolfsson, Li y Raymond, 2023). Si los empleadores compartieran estas mejoras con los trabajadores, probablemente la distribución del ingreso sería más equitativa.
Además de crear un futuro con menos desigualdad de ingresos, la IA podría ayudar a la mano de obra de otra forma menos evidenciada, aunque profunda. Pero la IA no solo ofrece la promoción de la productividad y creatividad, genera también importantes preguntas para el mundo.
¿Pero qué es exactamente la IA generativa? La IA generativa es el avance más asombroso logrado hasta la fecha por las tecnologías de aprendizaje automático. Representa un salto importante de la capacidad de la IA para comprender y procesar patrones complejos de datos y promete desatar una ola de creatividad y productividad.
Por otro lado, si bien la IA no es un nuevo concepto en el ámbito de la economía y las finanzas, la IA tradicional (análisis avanzados, aprendizaje automático, aprendizaje predictivo profundo) ha venido procesando cifras, evaluando tendencias de mercados y adaptando productos financieros desde hace tiempo. Lo que diferencia a la IA generativa es su capacidad para realizar análisis más profundos e interpretar datos complejos de una manera más creativa. El tránsito de la IA tradicional a la generativa ha traído como efecto una nueva era de posibilidades en las esferas pública y privada. Los Gobiernos están aprovechando estas herramientas para mejorar los servicios a los ciudadanos y subsanar carencias en la fuerza de trabajo.
Los bancos centrales están tomando nota, al ver que la IA generativa ofrece una mayor capacidad de análisis de enormes cantidades de datos bancarios que permiten perfeccionar los pronósticos económicos y la vigilancia de los riesgos, entre ellos el fraude. Las empresas de inversión están recurriendo a la IA generativa para detectar leves variaciones en los precios de las acciones y en la actitud del mercado. Por su parte, las empresas de seguros están estudiando la forma en que los modelos generativos pueden crear pólizas individualizadas más acordes con las necesidades y preferencias de cada cliente.
Pero la IA generativa ha propiciado también preocupaciones e inquietudes. Un riesgo es la extraordinaria capacidad de la IA generativa para narrar historias que confirman las ideas y los puntos de vista preconcebidos de las personas, lo cual puede amplificar el efecto de las cámaras de eco y de los silos ideológicos. Los delincuentes pueden explotar esta capacidad y utilizarla como instrumento para manipular la política, los mercados y la opinión pública, por lo que nos encontramos en una encrucijada entre la tecnología y la ética.
Las implicancias de las IA también tienen que ver con asuntos aparentemente desconectados como la desigualdad de ingresos y esto es solo el comienzo para la futura formulación de políticas públicas. Advertidos estamos.