Universitario perdió 1-0 ante Botafogo en el Monumental

Viajar o no viajar: That is the question, por Augusto Álvarez Rodrich

El debate festivo y absurdo sobre los viajes de Boluarte.

El jalón de pelos a la presidenta Dina Boluarte en Ayacucho sigue desgreñando, una semana después, las carencias del gobierno y de la oposición.

Al gobierno, le desnuda una falta de inteligencia (en todo sentido) que explica muchas cosas: si el planeamiento de los periplos presidenciales es una tomadura de pelo, qué podrá resolver la crisis económica o la inseguridad.

La oposición también queda con los crespos hechos. Aferrarse a un samaqueo de melena expresa entusiasmo por la minucia. Primero la quiso vacar; cuando no pudo, quiso prohibirle viajar al exterior; y como no pudo, ahora le quiere prohibir viajar por el país.

El debate estalló cuando le preguntaron al ministro de turismo si Boluarte seguiría viajando por el país pese al jalón, y respondió con un diplomático “no se descarta” que políticos y periodistas estiraron con poca verdad más que pelo de Boluarte: “Desafía a Puno”.

¿Esperaban, acaso, estos creativos opositores, que el ministro declare lo que ellos querían que diga? Algo como que ‘la presidenta ya no volverá a salir de Palacio, y ni se asomará por la ventana, para no herir susceptibilidades’.

Es evidente, por un lado, que a un presidente no se le puede prohibir que viaje, ni siquiera con argumentos festivos como el de la expremier castillista Mirtha Vásquez: si Boluarte viaja, cometería ‘delito provocado’ pues estaría promoviendo reacciones ilegítimas (o sea: vas preso si te roban el celular que usabas en la av. Arequipa).

Tan alambicados como los que critican a Boluarte porque mantenía el gesto de risa durante el jaloneo, o los que gritan que ‘tiraba caramelos para humillar a los deudos de los que asesinó para que se arrodillen a sus pies’.

Tan grotescos como la exigencia para que Boluarte no viaje ni a Chosica por parte de políticos que no pueden ir ni a la panadería sin que los insulten. 

Es evidente, por otro lado, que el equipo de la presidenta debe saber dónde puede viajar, cuándo viajar, cómo cuidarla y qué hacer en el viaje, evitando dulces situaciones como el lanzamiento de caramelos donde un año antes policías mataron a protestantes.

No sería buena idea, por ejemplo, que Ricardo Gareca vaya esta tarde a la tribuna del estadio nacional de Lima. Viajar o no viajar. That is the question!

Augusto Álvarez Rodrich.

Claro y directo

Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.