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Opinión

La jalada de pelo a la presidenta, por Augusto Álvarez Rodrich

Una respuesta de Boluarte a la agresión sufrida en Ayacucho.

larepublica.pe
AAR

Fue una fortuna que las dos mujeres que agredieron a la presidenta de la república en Ayacucho ‘solo’ la insultaran y le jalaran el pelo, y no la asesinaran, lo cual pudo ser posible por la seguridad negligente, pues un magnicidio sería la chispa que falta para prender esta polarizada situación política.

La agresión a la presidenta Dina Boluarte se realizó cuando inauguraba obras de agua potable y alcantarillado, por parte de dos familiares de las víctimas de las protestas del 2022.

Una es Ilaria Ayme Gutiérrez, cuyo hijo de 15 años falleció en las refriegas, quien se acercó por atrás y la samaqueó jalándole el pelo. La otra, que vino por delante y la insultó, es Ruth Bárcena, presidenta de la Asociación de Víctimas y Heridos del 15 de diciembre del 2022, cuyo esposo murió en la tragedia.

Es absolutamente comprensible el profundo dolor de ambas, por pérdidas que son irreparables, pero, también, por el escaso avance de las investigaciones, y por la reacción inicial sin caridad de las autoridades.

No existe evidencia de que haya habido una orden de la presidenta para que las fuerzas del orden disparen a matar en las protestas, pero sí de algunas de las muertes que ocurrieron en circunstancias en las que no estaba en riesgo la vida de policías y militares, así como de la falta de expresiones públicas de compasión de Boluarte en el momento en que estas se produjeron.

Pero el dolor comprensible de los deudos no debe llevar al apoyo y justificación de la agresión inaceptable a la presidenta Boluarte, especialmente de entidades que defienden los derechos de las personas, o de políticos que no pueden ni ir a sitios públicos sin el mismo riesgo de ser agredidos por la gente. Algunas reacciones parecen hasta simpatizar con la idea de un magnicidio.

Toda crisis, especialmente en política, es oportunidad, y la de Ayacucho podría impulsar a la presidenta a una reacción ‘más vale tarde que nunca’.

Primero, formando una comisión de la verdad independiente sobre las muertes en las protestas, planteamiento sugerido por primera vez en esta columna hace un año. Segundo, invitar a las señoras Ayme y Bárcena a Palacio para expresarles el sentir por las muertes y el compromiso de apoyar una investigación a fondo, caiga quien caiga.