¿Es Keiko Fujimori la ganadora de la jornada? No es tan seguro. En la guerra de fiscales ha perdido mucho terreno, y su juicio por lavado de activos sigue muy sobre el tapete. En la excarcelación de su padre puede ser una ganadora, apenas se demuestre que Alberto Fujimori puede ser un activo electoral, llegado el momento.
En la lista de triunfos de la candidata esta aparece como habiéndole impuesto una costosa decisión a Dina Boluarte. Esto ha sido una victoria de la coalición parlamentaria que el fujimorismo lidera. De cierta manera también es el retorno del tema de la vacancia presidencial, que hubiera sido el precio de resistirse al pedido de excarcelación.
Pero someter a una política que ya está sometida es un triunfo muy menor. Lo que hemos visto esta semana es una derrota de Fuerza Popular: el objetivo de fondo no era liberar a Alberto Fujimori sino impedir que la fiscal Patricia Benavides fuera suspendida por la Junta Nacional de Justicia. Que es exactamente lo que ha sucedido.
Benavides era la garantía de que los canjes de impunidad por votos siguieran funcionando, y apuntalando así el peso de FP en la alianza mayoritaria del Congreso. Lo que veremos ahora son fiscales de todo rango, con sangre en el ojo y ganas de pisar el acelerador anticorrupción. ¿La salida del padre compensa esta nueva situación?
Otro factor negativo para Keiko Fujimori es que si el padre empieza a pasearse por calles y plazas (es decir los medios y las redes) eso avejenta considerablemente la imagen de FP. Además está el refuerzo de la presencia del hermano Kenji, siempre un rival político, quien ya ha tenido el gesto de agradecer a PPK, robándole el fuego a la hermana.
La gran perdedora de la jornada es Boluarte. La tirria que le tienen la izquierda y el centro se ha fortalecido. Además no es cierto que saltarse a la Corte IDH a la garrocha no va a tener consecuencias, como afirma su canciller. La estabilidad del Estado peruano depende también de sus tratados internacionales.
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¿Y Alberto Fujimori? Ya hemos escrito que no estaba en edad para seguir preso, no importa cuán cómodas sus instalaciones carcelarias. Pero tantos abogados entre Lima y San José hubieran podido encontrar la manera de que una condena por lesa humanidad no se volviera una carcelería de lesa humanidad.