El señor Miguel tiene tres hijos, se gana la vida ofreciendo servicio de taxi, sobre todo, entre los turistas que visitan Cusco. “Si no hay turistas, no hay plata. Si no hay plata, no hay pan”, me dijo en una de las charlas que sostuvimos mientras me trasladaba.
Temas laborales me llevaron a Cusco tras año y medio. No había vuelto después de las protestas sociales luego de que Dina Boluarte asumiera la presidencia del país tras la destitución de Pedro Castillo por su fallido intento de golpe. Cusco fue escenario de protestas masivas y violentos enfrentamientos que dejaron seis personas muertas, dos de ellas por acción directa de las fuerzas del orden.
A Miguel se le notaba discreto, pero conversador. “¿Cómo está todo por aquí?”, pregunté. “Mejorando, señorita, pero no como antes de la pandemia”. “¿Y el negocio?”, insistí. “Hay más turistas, pero llegan en grupos, a mí no me conviene. En grupos toman las vans o minivans, no los taxis. Antes venían más de a uno o de dos. Ya no se gana mucho”, agregó.
Seguí preguntando, “¿y la política?”. En tono más serio, me respondió. “Aquí la mayoría ya no quiere protestar”. “¿Ya están conformes con el Gobierno?”. “No, pero nada va a cambiar, señorita. Ella no va a renunciar”. “¿Entonces?”. “Entonces tenemos que trabajar, sino cómo vamos a vivir, tengo familia”.
Recordó los bloqueos que les impedía llegar al Valle Sagrado. “En el valle todos viven del turismo. Las bodegas les venden agua, los restaurantes sus almuerzos. De qué van a vivir, pues. Los del valle nos mandaron volantes pidiendo que llevemos gente, que ya no pararán”. “¿Y la recesión?”. “Aún no se siente. Los alimentos están subiendo de precio, pero hay mucho producto boliviano. Es más barato, eso compramos, veremos qué pasa después”.
“¿O sea, todo tranquilo por ahora?”, le dije a Miguel finalizando mi interrogatorio. “Todavía hay marchas, los de construcción civil, pero pacífico”. Tras un breve silencio, agregó: “Ahora necesitamos trabajar, pero no somos tontos, ni conformistas”, sentenció antes de seguir nuestro camino.