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Opinión

Nuestro país es la muerte, por Jorge Bruce

“Lo que otrora denotaba afectos catárticos como los que emergen ante un buen chiste, han regresado en forma de violencia, miedo y desesperanza”.

larepublica.pe
BRUCE

La expresión “es la muerte”, que denota asombro o diversión, ha caído un tanto en desuso, pero la actualidad del Perú nos la ha traído de vuelta, recargada y cruel. Lo que otrora denotaba afectos catárticos como los que emergen ante un buen chiste, han regresado en forma de violencia, miedo y desesperanza. Mueren todos los días personas abatidas a balazos en las calles de nuestras ciudades. Mueren quienes no poseen los medios para curarse o alimentarse. Mientras tanto, en las altas –es un decir– esferas de la política, muere a diario la verdad.

Pues mientras la tragedia se abate sobre nosotros, una presidenta de quien no sabemos si miente con descaro o se cree sus despropósitos, asegura en sus frecuentes viajes al extranjero que el país se encuentra en paz y en calma. Si alude a la paz de los sepulcros, no miente. Pero todo indica que pretende sorprender a la opinión pública internacional, negando lo evidente. Pues es obvio que las embajadas de los países que visita informan puntualmente de la explosiva situación que sufrimos los peruanos. Y si cree que es a nosotros a quien engaña, le sugiero que se dé un paseo por la capital sin la protección de su escolta: no completaría la primera cuadra sin que la ataque la realidad que niega.

Hay una competencia despiadada de sicarios. No me refiero solo a Los Gallegos y las bandas blanquirrojas. Incluyo a sicarios mediáticos y políticos como los del Congreso; también a los grupúsculos fascistas que acosan a periodistas como Rosa María Palacios o Gustavo Gorriti y el equipo de Ideele Reporteros.

Ante semejante panorama, para nada es de extrañar que la huida aparezca como el último recurso. Bien sea en sentido literal –irse del Perú a buscarse la vida en cualquier otro país– o figurado: evadirse de la realidad evitando el contacto con la información diaria. En el caso de este columnista, suelo empezar el día leyendo la prensa internacional, en busca de calidad periodística, veracidad y análisis en profundidad. Pero hete aquí que el mundo parece empeñado en negarnos esa bocanada de oxígeno. Guerras, genocidios, traumas, avance de la ultraderecha y sádica violencia dominan el escenario mundial, arrebatándonos ese relativo remanso de evasión.

Malos tiempos para la salud mental, que nunca ha sido fácil de preservar en el Perú. Un exprofesor de la Universidad Ruiz de Montoya me relató una frase que su rector de entonces, Vicente Santuc, decía a sus alumnos: “No se puede ser un profesional exitoso en un país que fracasa”. Santuc era la muerte.