“De la comedia nacional”, le responde a Raquel, su madre. Da igual la trama de aquella tira: el inconformismo de Mafalda se desvincula de la imaginación infantil y se convierte en una expresión de masas. No hay edad ni país en sus quejas porque ella viene del lápiz cuyo dibujante, Quino, nació en 1932 y vive eterno en las librerías y conciencias del mundo. El ‘venís’ argentino abandona su conjugación cuando la onomatopeya ‘¡bonk!’ —¡bonk! de desconcierto, ¡bonk! de porrazo— se integra con sencillez a los léxicos personales.
La niña viene también de la síntesis: Joaquín Lavado resume con trazo y diálogo los conceptos de marketing y de guerra, de economía y de abuso de la fuerza policial. Se apropia del menú de la audiencia para descartar la sopa, así como se apropia de setiembre. “¡Primavera, Miguelito! Ahora tendremos cielo azul y sol tibio y linda temperatura y muchos pájaros y flores y mariposas.
¿No es maravilloso?”. Mafalda invade sin calidez su afirmación en las viñetas siguientes: “¡Hay que ver todo lo que cabe dentro de una misma primavera!”. Cabían titulares sobre delincuencia y hambruna. Cabía la decepción.
Ella, al intentar ordenar su cabello sin revolver sus ideas, le pregunta a su peine si se siente muy conflictuado. Su pericia para consultar e incomodar a la vez delata un origen más: el autor ha aceptado que la verdad y la satisfacción pueden ser componentes de fórmulas distantes. “Buen día, señor, ¿podría decirme si salió ya alguna vacuna contra la malasangre?”.
Aunque el veredicto es negativo y las lagunas incompletas de la ciencia son las culpables, el humorista gráfico aprovecha el sinsabor para soltar esperanza y luego intercambiarla con meditación. “¡No me sale el yoga!”, grita la protagonista y más de un lector la secunda.
Ahora una escultura de la nena habita en el Perú, es la octava de su tipo en el mapamundi —que sigue tan enfermizo como en 1964— y la cuarta fuera de Argentina. Además, Disney+ y Star+ estrenarán el 27 de setiembre, dos días antes de su aniversario, la serie documental Releyendo Mafalda. Visitar ambos escenarios es una oportunidad para descubrir otras procedencias —otros ‘de dónde venís’— del verdadero personaje de mente atemporal: Quino.