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Opinión

Vergüenza, por Carlos Cornejo

“¿Cabe en democracia, y en el afán de llegar a la conquista del poder, pactar con cualquiera?”.

larepublica.pe
CORNEJO

Uno de los acuerdos políticos más vergonzosos de nuestra azarosa democracia se produjo en la década del 60 entre el APRA y la Unión Nacional Odriista (UNO). El contexto se remonta a las elecciones de 1962. Ambas fuerzas políticas decidieron unirse para ganar las elecciones.

El programa político que los animaba era inexistente, carecía de objetivos, no tenía detrás una mirada de país donde ambos grupos hubiesen encontrado similitudes programáticas. La vacuidad era su sino. Lo hicieron únicamente para derrotar al candidato de Acción Popular, Fernando Belaunde.

La muy disputada elección de 1962 no generó mayoría absoluta, y la jugada del APRA y la UNO consistió en evitar la llegada al poder de Belaunde. Su irresponsable forma de entender la política devino, en pocos meses, en el golpe militar de Pérez Godoy. Era 1963 y el zarpazo de los gorilas puso fin a esa alianza política.

Pero hay una pregunta que hacer: ¿Por qué esa alianza, que si bien poco tenía de programática, es también considerada una vergüenza y una inmoralidad?

Porque la persecución, el encarcelamiento y la tortura —durante la dictadura de Manuel A. Odría (1948-1956)— hacia los militantes apristas fueron inmundos y perversos. La persecución y la represión contra miembros del partido hacían impensable imaginar la posibilidad de un pacto político con quien había dado semejante trato a centenares de militantes. El APRA siempre fue percibido por Odría, y sus secuaces, como una amenaza. El gran apoyo popular hizo que desde 1948 el dictador quisiera debilitar y desmantelar al APRA como fuerza política.
Entonces, ¿cabe en democracia, y en el afán de llegar a la conquista del poder, pactar con cualquiera? Creemos que no.

Con sus diferencias —marcadas por la historia y el tiempo—, lo que está ocurriendo en la pugna por la Mesa Directiva del Congreso se reviste de esa misma pátina de inmundicia. Cuando Perú Libre, un partido que llegó al Gobierno aupado por aquellos/as que se resistían a ver a la organización criminal fujimorista en el poder, ha decidido hoy pactar con Fuerza Popular un lugar en la elección a la Mesa Directiva del Congreso, nos produce la misma sensación de estupor ante semejante ausencia de ética política.

Nuevamente, el peor rostro de la política peruana; esa suerte de todo vale por la conquista del poder por muy ñoño que este represente en esta elección.

¿No fue acaso el comportamiento de Fuerza Popular hacia el Gobierno de PL una afrenta en sí misma? No reconocerles su triunfo y acusarlos de fraude, haber arropado el Gobierno de Dina Boluarte —quien traicionó a PL en los postulados progresistas que decía defender y abrazó a la derecha o la obstaculización desde el Congreso de todo esfuerzo por gobernar— no son acaso razones suficientes para desmarcarse de FP.

¿Con esos, Perú Libre, te vas a sentar a gobernar el Legislativo? Da vergüenza saber de la mano de quién comes ahora, PL.