El virus del dengue no es tan mortal como la epidemia de la incultura y el atraso. En el Perú, un país sumido en el caos y la corrupción, con instituciones políticas menguadas por el parasitismo y donde reinan las “comepollos” y los “mochasueldos”, se ha dejado en el olvido la herencia de un grupo de pensadores, educadores e intelectuales que brillaron a principios del siglo XX.
Hace más de un siglo germinó, por ejemplo, en las letras peruanas la insurgencia de un grupo de escritores vanguardistas que revolucionaron el panorama de la literatura.
Debo recordar aquí a González Prada, Mariátegui, Valdelomar o Vallejo, a Chocano y Eguren, pero también al huancaíno Serafín Delmar, un hombre de izquierdas. Fue un aprista primitivo y originario como Haya de la Torre. Un ser vital que antes fue un contrabandista de alcohol pero en principio fue un escritor visceral y de cojones, y acusado de complots comunistas en el Perú, Cuba y México. Delmar supo de destierros y cárceles. Mostró su inconformismo, su provocadora personalidad talentosa y, hace un siglo, junto con otros jóvenes, configuró una ardorosa banda celeste en el paisaje de las letras en el Perú.
Otro novel creador fue Adalberto Varallanos, quien solo vivió 26 años escribiendo con furor y brillantez y que tampoco había nacido en Lima. Varallanos era de Huánuco y fue muy amigo de otro ingenioso, el puneño Carlos Oquendo de Amat a quien lo unía su pasión por el cine y las escrituras arrebatadas del dadaísmo y el surrealismo.
¿Lo han leído en los colegios o las universidades? Definitivamente no. Igual que al arequipeño Mario Chabes –sí, con “b” y “s” por su propia cuenta–, escritor de Ccoca, libro deslumbrante (1926) que fue admirado en Argentina y que abrió las puertas de la notoriedad a otro rabioso como su paisano Alberto Hidalgo, compinche de Jorge Luis Borges y Vicente Huidobro, insolente hasta sus cachas, preciso y demoledor.
Cómplices de esa luminosidad creativa, estos jóvenes escritores se suman a otros provincianos deslumbrados por la velocidad flamante de las nuevas metrópolis… como el piurano Néstor Martos, el puneño Gamaliel Churata, el arequipeño Julio Del Prado. Cierto, en este corto repaso diré que ya no los hacen como antes. Y una pena.