Los corruptos, los inmorales, los podridos suelen apelar a una supuesta violación de la intimidad para desacreditar imputaciones sustentadas con evidencias obtenidas sobre su actuación personal fuera de la esfera pública. Es lo que hicieron el exvicecanciller de Austria Heinz-Christian Strache y el exlíder del partido de Gobierno del mismo país (FPÖ) Johann Gudenus cuando se divulgó una filmación subrepticia de una reunión que los políticos ultraderechistas sostuvieron con la presunta heredera de un oligarca ruso en una residencia de lujo en Ibiza, España.
En la grabación, la ciudadana rusa les ofrece controlar el principal periódico austríaco a cambio de contratos con el Gobierno. Strache y Gudenus afirmaron que habían bebido demasiado licor, que lo que hablaron no tuvo ninguna consecuencia, que se trataba de un video de origen ilegal y que violaba su derecho a la intimidad.
Era cierto, los reporteros alemanes del diario Süddeutsche Zeitung y de la revista Der Spiegel recibieron el registro audiovisual de seis horas de la cita de parte de una fuente anónima. Personas que conocían de las debilidades de Strache y Gudenus los atrajeron hasta la paradisiaca Ibiza, un rincón reservado para los millonarios del mundo, sin saber que serían filmados al completo. La grabación se hizo poco antes de que el ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ) obtuviera buenos resultados en las elecciones que ganó el democristiano Partido Popular Austríaco (ÖVP). El nuevo Gobierno, encabezado por el canciller Sebastian Kurz, se forjó con la alianza entre el ÖVP y el FPÖ, de Strache y Gudenus.
Por eso el interés de estos en reunirse en secreto con la presunta heredera de un oligarca ruso que planteó apoyar la campaña del FPÖ a cambio de contrataciones una vez que asumiera el poder.
Luego de verificar la autenticidad del video, de recoger la versión de los implicados, y de acreditar que el contenido del diálogo era de interés público, los periodistas alemanes difundieron el reportaje que escandalizó a toda Europa.
Como puede apreciarse en el espectacular documental de la Deutsche Welle Los verdaderos peligros del periodismo de investigación, Strache y Gudenus amenazaron con acciones legales porque habían sido filmados sin su consentimiento en una reunión privada. Sin embargo, después de escuchar las propuestas indecorosas de la supuesta heredera rusa, Strache y Gudenus nunca se levantaron de los sillones y siguieron bebiendo vodka.
Tampoco rechazaron las insinuaciones y menos denunciaron el incidente como correspondía. Se quedaron hasta el final tratando de afinar un acuerdo porque deseaban ganar las elecciones con un porcentaje que les permitiera llegar al poder y beneficiar a empresas de sus amigos. De hecho, enjuiciaron a los reporteros, pero el tribunal rechazó la pretensión por falta de sustento. Al final, el FPÖ tuvo que salir del Gobierno por culpa de Strache y Gudenus, por no haberle negado una copa más a la corrupción.