Tengo en mis manos el último libro de Marco Martos: Margarita de Saigón (Manofalsa Editores, 2022). Un soberbio homenaje de poesía histórica a la escritora francesa Marguerite Duras –novelista, poeta, cineasta– autora de una obra dilatadísima publicada en París en el segundo medio siglo del XX. Es curioso que en estos tiempos tenebrosos, el gran público consuma poesía y, sobre todo, que existan poetas dramáticamente persistentes.
Dice Isabelle Tauzin, en el prefacio, que Marguerite Duras rompió con el modelo tradicional femenino de sometimiento y apatía. Y es cierto, hay que ver sus conmovedoras entrevistas en Youtube y uno queda perplejo con su relampagueante lucidez. Por ello Marco Martos, a través de cuarenta poesías de secretas analogías, guía al lector en el descubrimiento de la obra y la biografía de la escritora y mujer de cine que con su libro Hiroshima, mon amor produjo un film estremecedor que sirvió como base la película homónima dirigida por Alain Resnais en 1958.
PUEDES VER: Rafael Cadenas, el poeta silencioso
Sus fotos de juventud nos hablan de una bellísima mujer a quien hoy se le brinda homenaje con un libro que tiene fuelle y un olor a jazmín: “donde la voz poética se confunde con el yo del amante enajenado al vislumbrar a una adolescente de cutis tan pálido como las florecillas del jazminero. La poesía exalta la fusión amorosa que experimenta la pareja antes de verse obligada a distanciarse por la hostilidad de los padres a una unión condenada por la sociedad, entre la joven europea y el hijo de un negociante chino”. Y el poeta Martos, profuso y brillante, a sus 80 años, deja la traducción poética de los sentimientos del amante, título de la novela epónima de Duras. Transfigura las emociones de la adolescente en el viaje obligado de regreso a Francia.
Tuve la suerte de trabajar con el Dr. Martos desde 1980 cuando colaboraba en El caballo rojo del diario de Marka y luego llevé algunos cursos en San Marcos. De su producción poética me quedo con su Cuaderno de quejas y contentamientos (Lima: CMB. 1969) Casa nuestra (Lima: Ediciones de la Rama Florida. 1965) y Carpe diem/El silbo de los aires amorosos (Lima: CEPES. 1981). Sus textos están escritos con un lenguaje sencillo, irónico y cotidiano para criticar la realidad en la que vive y para referirse a la soledad y al aburrimiento existencial. Hay en lo suyo maestría y sabiduría que él ejerce con soberbia autoridad. Y porque la poesía no es otra cosa que celebrar la vida y la eternidad.