Primero lo primero

En un ambiente tenso y polarizado no sería apropiado que Pedro Castillo, una vez ungido como presidente de la República, plantee en su primer mensaje a la nación convocar a una Asamblea Constituyente. Son otros los problemas urgentes que agobian a los peruanos: la pandemia, los avatares de la economía y la inseguridad ciudadana.

Castillo ha puesto nuevamente el tema sobre el tapete al anunciar en reciente reunión con miembros del magisterio que el 28 de julio, en su mensaje a la nación, pedirá al Congreso “que agende inmediatamente la instalación de la Asamblea Constituyente…”.

Se puede estar de acuerdo con reformar o cambiar la Constitución Política, pero ello debe hacerse a su debido tiempo y previo debate entre la población. La propuesta figura en el plan de gobierno de Vladimir Cerrón, lo que ha generado sospechas de que en el fondo solo sería la antesala para la instalación de un régimen de corte marxista-leninista en el Perú.

Diferentes expertos han señalado los caminos legales para cambiar la Constitución y hasta para convocar a una Asamblea Constituyente. “Existen dos escenarios posibles de llevarse a cabo la reforma. Uno, el del consenso, en el que los Poderes Ejecutivo y Legislativo entablan un pacto político, con acuerdos de por medio. Por el contrario, el segundo escenario plantea enfrentamiento y confrontación entre ambos poderes”, ha señalado el jefe del departamento de Derecho de la PUCP, David Lovatón.

El nuevo gobernante debe entender que los peruanos están al pie del abismo por la pandemia, los avatares de una economía en suspenso y la inseguridad ciudadana. No conviene avivar la confrontación.