El DL 19990 de 1973 establecía que los afiliados al Instituto Peruano de Seguridad Social (IPSS, antecesor de la ONP) debían cotizar un mínimo de 15 años para tener pensión. Y los que hubieran cotizado un mínimo de 5 años también la tendrían –aunque de menor cuantía– (Art. 42). Y también que la edad era 60 y 55 años para hombres y mujeres, respectivamente.
En diciembre de 1992 el gobierno de Fujimori promulgó el Decreto Ley 25967, que modificó al 19990. Ahora, para tener pensión, los afiliados deben cotizar un mínimo de 20 años. También cambió la edad de jubilación: 65 años para hombres y mujeres.
En noviembre de 1992 se promulgó el DL 25897, que crearon las AFP. Ya no hay un mínimo de años de aportes: uno se jubila con el monto de su cuenta individual. La jubilación es a los 65 años. Y cobran comisiones. En el 2019 tuvieron ingresos por comisiones de S/ 1,292 millones y una utilidad neta de S/ 502 millones. Ya, pues.
Ninguno de los DL de 1992 pasó por el Congreso. Fueron aprobados solo por el Ejecutivo. Es evidente que las modificaciones eran para favorecer la migración a las AFP (ojo, a pesar de la sangría, la ONP fi nancia el 80% de las pensiones con el aporte de los afiliados).
¿Cuántos peruanos se han quedado sin pensión a pesar de haber cotizado muchos años, pero sin al “mínimo arbitrario” de 20 años? Varios miles y muchos ya han fallecido. La deuda social es considerable. Más: hay miles de juicios de los jubilados para cobrar su pensión debido a trabas burocráticas en la ONP (¿otro “incentivo” para migrar a las AFP?).
Las AFP dicen que su pensión promedio es S/ 1,075/mes mientras en la ONP es S/ 784. Pero los fondos –y las pensiones– tienen una distribución superdesigual: el 5% más rico posee el 49% de los fondos (ver gráfico).
El promedio encubre la desigualdad. Afirma Javier Olivera, de la PUCP, que una afiliada que ganó sueldo mínimo y cotizó en la AFP desde 1993 hasta 2019 (con 20 años de aportes) tendría una pensión de S/ 190/mes: el 20% del sueldo mínimo de S/ 930. Pero en la ONP recibiría la pensión mínima de 585 soles. ¿Entonces?
Reforma debe haber y aprobarse este año en el Congreso. Mientras, el Congreso ha dado una ley que hace bastante agua. Plantea devolver los aportes a quienes tengan más de 65 años pero no han cotizado 20 años. ¿No sería mejor rebajar, ya, el “mínimo arbitrario” de 20 a 10 años y que tengan pensión, incluso retroactiva?
La devolución de aportes hasta una UIT a todos los afiliados también trae problemas, ya que invoca “la plata de cada uno”, imitando a las AFP, lo que liquida la solidaridad en el reparto y hace inviable una futura reforma. Además, como dice Pedro Francke, se termina beneficiando a las AFP porque si la ONP pasa a ser un sistema de ahorro “con devolución de aportes” –inciertos en el tiempo– la gente se irá a la AFP, que devuelve el 95.5% de los aportes/ahorros a los 65 años.
La pensión, para la época “de bajada”, es un derecho universal: es la ley de la vida. Vamos al abismo si se cree que, a los 65 años, uno puede gastar su plata como mejor le parezca. Esa idea liberal puede funcionar para el 3% de la población. Nada más.
Volviendo al principio: las AFP no fueron una creación del “libre mercado”, sino puro mercantilismo plutocrático. Mientras se discute y aprueba la reforma integral de los dos sistemas, lo mejor es que el gobierno otorgue, ya, de manera eficiente, los bonos universales para resistir a la pandemia –y reactivar la economía– porque los informales y los pobres también sufren, no solo los aportantes a la ONP y las AFP. El Congreso y el Ejecutivo deben ponerse de acuerdo, pensando en hoy y en mañana.
campodonico