Tiene 25 años de edad, es adinerada, goza de privilegios, pero tendrá que abandonar la casa imperial y sus lujos para casarse con un plebeyo., Mako Akihito es nieta del emperador Akihito y, por lo tanto, la princesa de Japón, goza de los privilegios de la realeza, pero lo dejará todo para contraer matrimonio con un plebeyo. Ella tiene 25 años de edad y conoció a su prometido, Kei Komuro, hace cinco años en un restaurante cuando los dos estudiaban en la Universidad Internacional Cristiana de Tokio. El joven se dedica a la industria del turismo. PUEDES VER: El dramático testimonio de una joven acosada en Facebook y WhatsApp Sucede que en la monarquía del país asiático, cuando un hombre se casa con alguien de la realeza no adquiere ningún título nobiliario, cosa que en la realeza europea, por ejemplo, sí sucede. Consciente de esta norma, Komuro tendrá que renunciar a sus privilegios como miembro de la familia real, al igual que su título imperial. Sus padres, tanto el príncipe Akishino como su esposa Kiko aceptaron la unión. Mako, de quien se sabe muy poco por lo hermética que es la realeza japonesa, se convirtió en la primera integrante de la familia imperial en ingresar a una universidad. Ahora su hermana menor, la princesa Kako, sigue su ejemplo en la misma universidad. Mako está cursando el último año de doctorado y está trabajando como investigadora en el museo universitario de la Universidad de Tokio. Mientras que su futuro esposo, Kei Komuro, se dedica a la promoción del turismo en las playas de Shonan. Bajo la Ley de la Casa Imperial, las mujeres miembros de la familia pierden el estatus real cuando se casan con plebeyos. Cuando la princesa Mako se case, el número de miembros de la familia imperial caerá a 18. Y de ese total, 13 son mujeres. Actualmente no se permite que las mujeres accedan al trono. La noticia se da en medio del proyecto de ley que el gobierno del primer ministro Shinzo Abe está preparando para permitir que el emperador de 83 años abdique y deje el trono en manos del príncipe heredero, Naruhito. Ese tema aún sigue en discusión ya que en 200 años ningún emperador ha renunciado al título.