La Cordillera de los Andes, la cadena de montañas que va desde Venezuela, en el norte de Suramérica, hasta el extremo sur de Chile, tuvo un nacimiento gradual y no abrupto, reveló un estudio que divulga la revista Science. El núcleo montañoso más grande del mundo ha sido un tema polémico entre los geólogos, muchos de los cuales argumentan que su crecimiento a una altura media de unos 3.950 metros fue abrupto, es decir, ocurrió en unos tres millones de años. Otros científicos argumentan que fue mucho más lento y se produjo al cabo de varias decenas de millones de años. ¿ Dilemas resultos? Según el climatólogo Christopher Poulsen, científico de la Universidad de Michigan, la teoría del crecimiento violento de los Andes se basa en datos que no han sido interpretados correctamente. "Lo que algunos geólogos interpretan como signos de una elevación repentina son en realidad indicaciones de antiguos cambios climáticos", añadió Poulsen. La confusión surge del análisis de la proporción entre los isótopos oxígeno-18 y oxígeno-16 que al depositarse en las rocas se usan para calcular las elevaciones antiguas de las montañas. El científico explicó que el isótopo oxígeno-18 es más pesado y por lo tanto es el primero en caer con la lluvia sobre las montañas. Así, cuanto más alta es la montaña menor es la proporción del isótopo oxígeno 16. Sin embargo, ese factor se ve alterado por el origen del vapor de agua de la lluvia y la cantidad de precipitación pluvial, porque cuanto más intensa, mayor es la alteración isotópica. Precipitación pluvial Según Poulsen, los modelos desarrollados por su equipo revelan que el cambio de la proporción no registró un aumento abrupto de la elevación de las montañas sino una intensificación de la precipitación pluvial. El científico manifestó que las conclusiones de que la elevación de las montañas fue un fenómeno gradual están comprobadas por los datos geoquímicos y sedimentarios. "La prueba es que los Andes centrales se hicieron cada vez menos áridos al tiempo que los registros isotópicos señalan una reducción en la proporción oxígeno-18 y oxígeno-16", indicó. En el estudio, financiado por la Fundación Nacional de las Ciencias, también participaron científicos de la Universidad de Tuebingen, Alemania. (Con información de EFE)